A vueltas con el jefe tóxico


Hace unas semanas te hablamos del jefe tóxico, del peligro que supone en cualquier empresa. Y hoy queremos volver a incidir en esta figura. Sin duda, todo un depredador del buen clima laboral que se ansía respirar en la oficina.

Quien más quien menos puede atravesar una crisis laboral. En ocasiones, el origen está en la misma persona, en sus circunstancias. Pero, en otras, la cosa viene de arriba: del jefe. Lo primero tiene solución, tarde o temprano; lo segundo, por desgracia, no siempre. Y más si quien está por medio es un jefe tóxico.

¿Tu jefe es impulsivo? ¿Es desconsiderado, grosero, ladino? ¿Trabajar con él se ha convertido en una verdadera pesadilla? Está claro: tienes un jefe tóxico. 

Ya te contamos hace algunas semanas qué era un jefe tóxico y su modus operandi. Sólo queremos que tengas en cuenta una cosa: este tipo de jefe sólo ansía una cosa: agarrarse a su cargo, nada más. 

Y no creas que un jefe tóxico es mal jefe, en absoluto. Salvo casos puntuales, quien llega a un puesto de dirección posee las cualidades o conocimientos necesarios para desempeñarlos, e incluso puede que tuviera unos valores para nada contaminados cuando inició su carrera profesional. Pero…

El jefe tóxico tiende a perpetuarse en el cargo todo lo posible, y para eso no duda en pisar cabezas, en destrozar carreras, en hacer la vida imposible a todo aquel o aquella que considere que pueden hacerle sombra o sucederlo en un momento determinado.

Por eso, encontrarse con un jefe tóxico es de las peores cosas que le puede pasar a cualquiera. Ahora, ¿cómo comportarse ante un perfil de esas características? Lo primero de todo es no reaccionar emocionalmente a su abuso verbal o a la crítica injusta que realice. Calma, ante todo, lo que reduce sus posibilidades de ataque.

Por otro lado, nada de hacerle frente. Conversa con él o trata de hacerlo. Eso suele desarmarlo o, al menos, abrirá una vía que te permitirá saber qué quiere de ti y cuáles son sus determinaciones. Todo con tal de echar más gasolina al conflicto.

Y un detalle que debes tener muy en cuenta: el trabajo se queda en el trabajo, nada de llevarse los problemas a casa. Quien viva contigo, tus padres, pareja o hijos no tienen la culpa de que te haya tocado en desgracia un jefe tóxico. Nunca lo olvides.

Y si necesitas consejo al respecto, ¡no dudes en hacérnoslo saber! ¡Escríbenos a info@emotionhr.com!

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