La gestión de la ansiedad: un trámite para llegar a lo más alto

Se dice que el líder lo es porque lo vale. Posee las cualidades necesarias para triunfar: seguridad, control, análisis… Resuelve cualquier crisis porque cuenta con las herramientas para hacerlo. Y nada le puede. Ni siquiera la ansiedad. Ésa la tiene bien controlada. Por estas razones.

El actual mundo de los negocios es el más competitivo de todos los conocidos. La exigencia es máxima, y eso nos obliga a rendir siempre al cien por cien en todo momento; incluso más, si las circunstancias así lo exigen.

El jefe, los altos ejecutivos, las personas acostumbradas a mandar, lo saben; están preparadas. Controlan todos los efectos y consecuencias derivados de la carga de trabajo. La ansiedad es la peor de todos ellos. Y puede aparecer en cualquier momento.

Ya sea por culpa de una sobrecarga de tareas, por un mal enfoque de tal o cual proyecto, o simplemente por un ritmo de trabajo fuera de lo normal, la ansiedad espera cualquiera de estas circunstancias para apoderarse de cada uno de nosotros. 

Salvo que se ponga remedio.

¿Y cuál es ese remedio?, te estarás preguntando? Una serie de premisas que, si llevas a rajatabla, te permitirán mantener a raya a la tan temida ansiedad. Entre esas premisas destacamos la siguientes:

· Desconectar. Nada más erróneo que creer que necesitamos estar conectados las 24 horas del día de los 365 días del año; a la larga provoca más pérdidas que ganancias. El líder, el que demuestra serlo, sabe ser eficaz en lo que se plantea y cuándo hacerlo. Eso le permite saber cuándo está siendo productivo y cuándo no, mantener la concentración si así se requiere o relajarse en el momento que lo estime oportuno. Eso le permite tomar distancia de las cosas, verlas con perspectiva, discernir qué es lo importante de lo que no lo es.

· Errar. Errar es necesario, y cuanto más se yerra, más se aprende. Para eso están los errores, para aprender de ellos, analizarlos y ver dónde está el origen del fallo y cuál es su solución.

· Conocerse. Saber lo que sentimos cuando estamos presionados es esencial para poner remedio a las cosas antes de que ocurran. Si sabemos que un incremento del volumen de trabajo nos revoluciona, adaptarlo a nuestra medida y no caer en el error de acaparar más. Tras esto se encuentra la ansiedad. Y ya sabemos qué clase de enemigo es.

· Nada es irreversible. Ni un despido es el fin del mundo ni la llegada de algo que se escapa de nuestro control, un desafío inabarcable. Se trata de analizarlo todo y de ser positivos. Los cambios ocurren porque si, y normalmente suceden como preámbulo de algo que está por venir. “Cuando una puerta se cierra otra se abre”. ¿Recuerdas?

En definitiva, poner coto a la ansiedad es sencillo. Basta con ser consecuente con uno mismo y conocerte bien. Sobre todo, esto último ;) ¡No lo olvides!

FUENTE: Equipo y Talento

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