Píldora 40: Equipos de optimistas y pesimistas: todos aportan

Yo quiero ser optimista, ¿qué tengo que hacer? Se trata de una pregunta común en nuestras formaciones sobre optimismo. ¿Qué respondes?

Antes de empezar a leer, ¿te apetece echar un vistazo a las píldoras anteriores? Aquí puedes hacerlo.

Tiempo atrás no estaba tan arraigado en la sociedad el impacto que para nuestro bienestar personal tiene la manera en la que interpretamos lo que ocurre en nuestra vida. Al contrario, existía la idea de que los optimistas eran unas personas fuera de la realidad y que siempre decían algo poco consecuente con ésta, por lo que las personas optimistas eran, por lo general, irreflexivos y despreocupados.

La formación que recibimos en el seno familiar muchos de los que ahora tenemos responsabilidades en las empresas y en el mundo era, sin duda, de corte pesimista. Nuestros padres se afanaron en enseñarnos a adelantar futuros terribles y a intentar ponerles remedio con medidas en el presente (quién no ha escuchado cosas como “si no estudias, no aprobarás la carrera y terminarás dedicándote a trabajar en algo que no desees). Resultado: se trataba de vivir constantemente adelantando un futuro temible y usar el presente para intentar que todo eso no sucediera; y en el mundo hay muchos pesimistas porque pensar así era considerado lo más inteligente y adaptativo.  

Desde el punto de vista de los pesimistas, los optimistas son poco realistas. Son personas que sonríen y se despreocupan sobre lo que vaya a ocurrir porque esperan que sea bueno y, por lo tanto, no anticipan, no luchan, son impasibles y practican la inacción a la espera de que haya suerte y todo vaya bien. Y éste quizá es el error de pensamiento ….

Las personas pesimistas no sonríen y se sientan a esperar que todo salga bien. No es ése el mecanismo. A diferencia de los pesimistas que, como decimos, están entrenados para detectar posibles fallos o problemas con repercusión en el futuro, los optimistas interpretan la realidad de otro modo. Durante su infancia, sus padres les enseñaron a confiar y a esperar lo mejor, y eso es lo que hacen. Sinceramente piensan que no hay razones para anticipar futuros negativos y que lo más probable es que pase lo que esperan. No son irresponsables o irreflexivos, simplemente no creen que el resultado de su esfuerzo no vaya a ayudarles, o que las consecuencias de sus acciones no les vayan a reportar satisfacción en el futuro. En general, no piensan que haya razones para esperar que algo negativo les vaya a ocurrir. Eso hace que “interpreten” la realidad como parte de ese puzle de acontecimientos encaminados a un resultado positivo. 

La clave está en la palabra INTERPRETACION. Todos estamos ante la misma realidad objetiva, pero la interpretamos de forma distinta. Si somos pesimistas, pensamos que la parada de la máquina de la fábrica va a producir pérdidas para la empresa, mientras que los optimistas consideran que la parada permite –durante el tiempo necesario para que sea reparada- prepararla para que en el arranque pueda acometer una mayor capacidad de producción, lo que a la larga redundará en mayores beneficios. 

Hay ejemplos de todo tipo, y todo se basa en la manera de interpretar lo que tenemos delante. Se dice que los momentos de crisis son oportunidades. Éste es, sin duda, el punto de vista de una persona optimista que contempla el futuro en clave de posibilidad.

Por supuesto no se trata de demonizar al pesimista. Por el contrario, su visión en un equipo aporta mucho a la realización efectiva de los proyectos, puesto que adelanta futuros problemas o inconexiones que pueden afectar seriamente a la implementación efectiva de los resultados del proyecto. Por lo tanto, es inteligente aprovechar esa fuerza reflexiva que suma y no resta. Los equipos ideales están formados por personas capaces de interpretar la realidad en esas dos vías.

Por último, está esa atracción que despliegan los optimistas hacia lo positivo. Todos sabemos que los que ven el futuro con confianza y alegría suelen disfrutar con más frecuencia de un mundo más agradable. ¿Interpretación o atracción? Sea como fuere, intentar observar el mundo desde la óptica positiva suele ir emparejado con la vivencia placentera de la vida. Quizá sea ventajoso apuntarnos a esa manera de ver las cosas.

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