Píldora 12: lidia con tu culpa

Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Tenemos eso tan interiorizado... Y no debe ser así. Hay que saber lidiar con la culpa para lograr la estabilidad que te permitirá ser feliz. Y se puede hacer. Los consejos que te damos en este post te permitirán lograrlo.

La culpa existe en la medida en que realizamos juicios. Pero, antes de empezar, ¿te has perdido nuestras primeras píldoras de la felicidad anteriores? Antes de empezar a leer puedes tomarlas a tu ritmo:

En nuestra cultura judeo-cristiana, la culpa es omnipresente en dos vías: nos culpamos a nosotros mismos y/o culpamos a los demás de aquello que no funciona adecuadamente en nuestras vidas. En cualquiera de sus dos versiones constituye una de las maneras más hirientes de provocarnos daño emocional. 


En el primer caso trabajamos contra nuestra propia estima y en el segundo, otorgamos a los demás la responsabilidad de manejar nuestras vidas con su comportamiento; somos víctimas. Vamos a examinarlo detenidamente.

Los que “echan balones fuera” culpando a los demás de sus infortunios son personalidades reactivas que difícilmente escogen el camino de la mejora personal porque no se consideran dueños de sus vidas: son los demás los que pueden decidir sobre si van a sentirse bien o mal con sus comportamientos. Las víctimas no actúan con proactividad, asumiendo sus responsabilidades e introduciendo cambios para sentirse mejor.

Los que se culpan constantemente sufren un continuo castigo autoinfringido que mina su autoestima. 

Hay tres mecanismos que estas personas pueden poner en marcha relacionados con su diálogo interno. Constituye de entrada una manera rápida de salir de la espiral negativa:

· Cambiar la palabra “culpa” por la palabra “responsabilidad”. Cambiando la manera en la que nos hablamos a nosotros mismos podemos cambiar nuestras emociones. Sentirnos responsables de los acontecimientos negativos nos invita a resolverlos. Si nos sentimos culpables sólo existe el sentimiento negativo, sin mucho margen de acción,

· Entender que no son responsables al 100% de todo lo negativo que ocurre en sus vidas. Simplemente es difícil que esto sea así. De manera que deben examinar, con la mayor objetividad posible, qué parcela pertenece a su exclusiva responsabilidad y cuál no. No se trata de repartir la culpa, sino de no acarrear con la responsabilidad que no nos pertenece.

· Considerar que hemos cometido un error. Se trata de ser más indulgentes con nosotros mismos. Todos cometemos errores porque somos seres humanos.

Somos responsables de lo que nos ocurra, pero no de manera exclusiva. Esta responsabilidad es compartida. Podemos, por tanto, examinar qué errores hemos cometido hoy para ocuparnos de nuestra parcela de responsabilidad en el futuro, cuando volvamos a enfrentarnos a una situación parecida. Esta sería en síntesis la nueva espiral positiva de pensamiento.

No sólo podemos aprender de nuestro comportamiento y del error, sino que estamos en disposición de perdonarnos.


La culpa es la emoción más corrosiva e hiriente de todas las que utilizamos para hacernos daño a nosotros mismos, y el perdón constituye la liberación. Hablaremos en otro post sobre el perdón.

Reflexiona: ¿eres proactivo o reactivo en torno a la culpa? ¿Normalmente consideras que la culpa de lo que te ocurre es tuya o es de los demás?

Este ejercicio de introspección es fundamental para variar viejos esquemas que nos dañan emocionalmente.

Si has llegado a la conclusión de que normalmente culpas a los demás de lo malo que existe en tu vida, plantéate: 

- Si estás eximiéndote de responsabilidad para evitar la culpa. Ten en cuenta que en el fondo te sientes culpable igualmente, pero sin poder ejercer control.

- Si consideras que los demás son los responsables no te dejas margen de maniobra para actuar y dar solución a tus problemas.

- Quizá te estés autoengañando, ya que es difícil que intervengas tan poco en los hechos que acaecen en tu vida.

Si has llegado a la conclusión de que normalmente sólo te culpas a ti mismo de lo malo que existe en tu vida, plantéate:

- Es posible que hayas actuado de manera inadecuada, pero quizá también los demás hayan participado en los resultados negativos.

- Aprende de tus errores para intentar mejorar tu comportamiento en el futuro. Se compasivo contigo.

- Culparte continuamente no va a producir cambios en lo que ya ha ocurrido. No sigas por ese camino dañino porque sólo conseguirás una autoestima cada vez más debilitada.

Si tienes alguna o quieres saber más, escríbenos a info@emotionhr.com.

Comentarios

Entradas populares