El Camino, otra manera de hacer 'Mindfulness'

La semana pasada disfruté de la experiencia de “hacer” el Camino de Santiago en compañía. Alrededor del Camino existen dos leyendas: que sólo puede compartirse con personas que aprecies de verdad, no con cualquiera; y que cada cual lo recorre según como es.

Yo compartí la experiencia con un grupo de personas muy cercanas, a las que aprecio desde hace muchos años. Lejos de generarse conflictos, hay algo en esta experiencia que te acerca más a la gente que quieres. Eso te hace compartir esfuerzo, apoyo, confidencias y dificultades. Y, por supuesto, logro y superación.

El segundo tema es más curioso. Cada persona del grupo realizó el recorrido tal y como esa persona es: unos hicieron marcha atlética y competitiva y otros, más pausada y reflexiva, hacia adentro; unos iban solos, disfrutando de la soledad intermitente, y otros siempre fueron comentando la experiencia, haciendo un camino más social.

En cualquier caso, los bosques encantados de Lugo, los saludos “buen camino” intercambiados entre personas de todas las nacionalidades y el sonido de los pasos en los recorridos en solitario aún retumban en mi cabeza. Resultaron ser un encuentro con mi interior, un ejercicio de atención plena, de Mindfulness; una manera de detener los pensamientos y fundirse con el silencio y con la naturaleza. Y es que es todo un privilegio disfrutar de la oportunidad de acceder a tu interior y hacer un ejercicio meditativo en un lugar privilegiado.

El colofón fue la misa del peregrino, un lugar de encuentro de todos los caminantes, que se encontraban exultantes por la hazaña. Sobre nuestras cabezas, el Botafumeiro, bendiciendo y santificando nuestra marcha. Humo, altura, la oscilación del cuerpo que busca aunar todas las almas en una.  Siempre en silencio —a pesar del centenar largo de personas que asistía a la Misa—, en el que se podía escuchar los jadeos de los encargados de hacer volar ese incensario tan inmenso. Misa impartida en todos los idiomas para que nadie se quedara sin recompensa tras el esfuerzo realizado.

El lunes, ya finalizada la ruta, alguien manifestó al resto del grupo de peregrinos en nuestro grupo de WhatsApp que ya estaba echando de menos a los demás. ¿Quién? Alguien que desde años comparte sus progresos, ideas y emociones con el grupo. No queda otra que pensar que se ha producido el ‘Efecto del Camino’. Y no hablo de religión, hablo de compartir con otros, en fusión con la Naturaleza, una experiencia única. 

Comentarios

  1. Hay que echarle mucho valor, para hacer el Camino de Santiago, aunque sea en grupo, pues las ampollas en los pies es inevitable, esto acobarda mucho, aunque creo que hay que ir educando a los pies para que no salgan. Te felicito por tu aportación y por tu aventura.

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