Del Estado de bienestar a vivir bien

Pudieran parecer lo mismo, pero no lo son. Porque estamos asistiendo a un cambio de manera de vivir. Asistimos al paso del bienestar al wellbeing, o sea, al vivir bien. ¿Qué supone eso? Es lo que vamos a analizar a continuación. 

El Estado del Bienestar empieza a ser historia. Políticos de cualquier pelaje se están encargando de ello. Manda el crecimiento económico, y en su honor se derriban una tras otra las conquistas sociales que costaron tantos siglos de lucha.

Sin embargo, la reducción del Estado del Bienestar ha abierto la puerta a otro nuevo concepto que cada vez toma más fuerza: el wellbeing o ‘bienvivir’. ¿Cómo se traduce este nuevo palabro? La búsqueda de una vida más saludable en una comunidad más feliz y en un planeta sostenible.

Y es que a eso aspiramos: a vivir de otra manera. Ya te hablábamos hace algunas semanas de un nuevo concepto, la Felicidad Bruta Nacional. Un índice que no tiene en cuenta nuestra salud, la calidad de la educación o la inteligencia del debate público. De ahí la necesidad de un nuevo indicador que mida realmente aquello por lo que merece la pena vivir.

Esa aspiración supone rodearnos de aquellos elementos que nos permitan alcanzar su fin, que es vivir bien. Lo que da pie a plantearse realmente cuáles son las verdaderas necesidades y cuáles no. Es decir: qué es lo que nos permite vivir bien y qué es superfluo para conseguir ese objetivo.

Y dado que el Estado del Bienestar se está derrumbando por momentos, sería bueno centrarse en esos aspectos que nos facilitan la vida. Porque una vez los encontremos, se unirán a las de los vecinos que nos rodean y todas juntas darán lugar al entorno que determinará nuestra existencia. Es decir: el entorno natural que debemos proteger por nuestra propia supervivencia. El paso del Estado del Bienestar al vivir bien, a hacerlo bajo una idea de bienestar responsable. De nosotros depende que dicho bienestar sea más o menos grande. 

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