La felicidad está en un segundo... Y también llorar

Basta un minuto para ser feliz. ¿En qué nos basamos para realizar tal afirmación? En constatar que podemos pasar de una felicidad a la tristeza, y viceversa, en sólo un segundo. Y eso es suficiente para darte cuenta de su fugacidad, y a la vez de su importancia. Así que, si quieres dedicar un minuto a la felicidad, sigue leyendo.

La felicidad cuesta un segundo. Tanto ganarla como perderla. ¿Te das cuenta lo que supone un minuto? Nada, una porción de tiempo tan insignificante a la que, a veces, dejamos de prestar atención por eso, porque no supone nada. ¿O sí? Porque, si te pones a pensar, un segundo puede suponer mucho. ¿Te has puesto a pensar en la cantidad de cosas que puedes hacer en un segundo, la cantidad de sucesos, actividades y acontecimientos que pueden acontecer en sólo un segundo? 

No sé si conoces una canción de Amaral que se titula En sólo un segundo. En su letra se resume el sentir que te queremos transmitir con estas letras. Eva y Juan lo reducen a una frase: “En sólo un segundo he comprendido lo que importa y lo que no”. ¿Te das cuenta? Un segundo. Tiempo más que suficiente para cambiar tu vida por completo, para transformarla, darle otra orientación… En un segundo vives, mueres, ríes, lloras, cambias de opinión, puedes tocar el cielo y bajar al infierno. Y muchas cosas más. Todo en sólo un segundo.

¿A dónde queremos llegar, te estarás preguntando? A que todo aquello que quieras y tengas a tu alcance debes alcanzarlo en tan escasa porción de tiempo; pero, a su vez, todo lo que quieres y tienes a tu alcance también lo puedes perder en esa ráfaga de tiempo tan insignificante. Felicidad, alegría, tristeza, dolor… Todo en un segundo. Sólo entonces te das cuenta de cuánto vale un segundo, de lo largo o corto que puede llegar a ser, aunque sea lo que es.

Por eso, pon todo tu esfuerzo en conservar lo que ya posees y atesóralo como el bien que es, lo más valioso para ti; y todo aquello que deseas alcanzar y crees cercano, tómalo en un segundo. No te concedas más tiempo para la acción. Gasta todo lo necesario para pensar, para reflexionar acerca de las consecuencias que tendrán en ti y en tus actos las cosas que vayas a hacer en un segundo. Date el tiempo que necesites, pero cuando se trate de ganar o de perder, ten en cuenta que tu capacidad de reacción será la que determine el éxito o fracaso de lo que vayas a hacer. Un éxito o fracaso que no va más allá de un segundo

¿Has experimentado alguna vez esta sensación? ¿Por qué no nos lo cuentas?

Comentarios

Entradas populares