La batalla de los dos lobos

Somos lo que somos. Eso está claro. Y nadie nos puede cambiar. Desarrollamos cualidades, sentimientos y actuaciones según nuestra manera de ver la vida y nuestras relaciones personales y laborales. Y de eso tienen la culpa dos lobos en perpetua batalla dentro de cada uno de nosotros. Según el que gane, así serás tú.

Lo que te vamos a contar hoy pertenece a una vieja leyenda india que los ancianos solían contar a sus nietos al calor de una fogata en noches estrelladas. Y la leyenda relata que uno de esos ancianos trataba de inculcar al nieto los valores esenciales para valerse en la vida. Valores que él también tenía, pero que dependían de una batalla de lobos que se desarrollaba en su interior. Sí, una batalla entre dos feroces lobos. La contienda era brutal, dolorosa, encarnizada. Uno de los lobos era arrogante, envidioso, prepotente, ruin y sólo tenía un objetivo: doblegar al otro lobo para que prevaleciera su forma de ser.

Y el otro lobo, ¿cómo era?, preguntó el nieto. Un lobo ejemplar, contestó el abuelo. Todo bondad y generosidad, lleno de paz y amor, sereno, humilde y con el propósito de sembrar el mayor bien posible en el mundo. El nieto se quedó mirando al abuelo, que hizo una pausa en su relato para suspirar. Esa batalla, prosiguió, se da todos los días en todas las partes del mundo, en cada persona, en cada uno de nosotros. El niño asintió en silencio y fue entonces cuando se atrevió a preguntar a su abuelo cuál de los dos lobos ganaría. El abuelo miró a su nieto a los ojos y le revolvió cariñosamente los pelos de la cabeza con su mano izquierda. Y volvió a suspirar. Sus palabras dejaron al niño pensando a partir de ese momento, cuando se retiró a la tienda para dormir. Le costó conciliar el sueño dándole vueltas a la cabeza acerca de qué sería lo mejor para él según lo que le había contestado su abuelo. Finalmente, se durmió. Fuera, la hoguera se apagó y de su existencia únicamente quedaron algunos rescoldos rojos en el suelo.

¿Que qué le contestó el abuelo, te estás preguntado? El lobo ganador sería el que su nieto se encargara de alimentar todos los días, uno tras otro. Sí, a ese que damos de comer por encima del otro y que hace que nos comportemos de una manera u otra.

En definitiva, ser de una manera u otra depende de cómo alimentemos a nuestra alma. Nosotros somos los que decidimos. Tú eliges qué lobo ser en todo momento.

Si tienes cualquier tipo de duda puedes escribirnos a info@emotionhr.com.

FUENTE: Club de la superación

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