La felicidad no está en recibir sino en dar

Solidaridad y felicidad, dos conceptos que van unidos de la mano. 

Y es que no hay mejor forma de autorrealización ni de disfrutar de la felicidad que en dar. Y si das, recibirás, tanto para bien como para mal.

Basta con abrir cualquier red social y encontrarte con multitud de mensajes alusivos a la felicidad. Sin embargo, se suele pecar de buscar la felicidad efímera, la que apenas dura un suspiro y no deja poso en nosotros, y se olvida o no se tiene en cuenta la que de verdad importa, la que sí deja poso y es duradera, pero de verdad.

Y esa felicidad es la que emana de la solidaridad, la que es producto de hacer cosas por los demás, la resultante de cualquier acción que sale de lo más profundo de nuestro ser para contentar a alguien o simplemente porque sí, porque nos apetece.

Lo demuestra un estudio de inteligencia ética para Idealista.org: felicidad y solidaridad están muy unidas, más de lo que podemos pensar. Mas cuando la segunda pasa a ser un privilegio no sólo para el que recibe, sino también para la persona que tiene el gesto. Y otra investigación, en este caso de la Comunidad de Madrid, establece que dar y recibir nos hace sentir más saludables, y ya se sabe que la felicidad de relaciona de manera indirecta con la salud.

A este respecto, Martin Seligman llega a decir que existen tres tipos de vida: la vida placentera —comer, reír, beber, disfrutar de la naturaleza. Una vida placentera a la que nos acostumbramos muy rápido—, la vida involucrada —cuando lo que haces, ya sea un trabajo o una afición, te llena de felicidad— y la vida con significado —que es entregar nuestra energía a causas mayores, cuando nos implicados en proyectos e iniciativas sociales—. ¿Cuál de las tres, según él, crees que proporciona más felicidad? Si crees que la primera, es la que menos felicidad provoca según él—efímera y, por lo tanto, insatisfactoria. ¿La tercera, entonces? 😊

Da y recibe, pero, sobre todo, da. Verás lo feliz que puedes llegar a ser.

FUENTE: Código Nuevo