Todo lo que haces tiene un propósito

La paciencia tiene su recompensa. Y es que, aunque no te lo creas, todo lo que haces tiene un porqué, un motivo. ¿Qué quieres alcanzar en la vida? ¿Qué te has propuesto? Persevera y ten paciencia. Tarde o temprano llega.

Dicen que la paciencia es la madre de todas las virtudes y puede que sea así. De hecho, las cosas que se han con prisa no suelen tener buen final. Triunfa la paciencia, saber lo que uno quiere y luchar hasta conseguirlo.

Es lo que hace Daniel Larusso (Ralph Macchio) en Karate Kid (John G. Advildsen, 1984). La ayuda de Miyagi (Pat Morita) será vital para ganar un concurso de artes marciales al que Larusso se presenta. Sin embargo, no todo es tan sencillo. El señor Miyagi le enseñará que todo en esta vida tiene su tiempo, que nada sucede porque sí.



Daniel Larusso ganará el campeonato de Kárate tras la instrucción impartida por el particular profesor oriental. Pero también ganará otra lección muy importante: las cosas en la vida no se consiguen de forma instantánea, a la primera, sino que cuestan. Todo tiene su coste, su sacrificio, su paciencia.

Y eso es lo que queremos que entiendas: que la paciencia es la mayor de las virtudes. Porque perseverar es lo que te ha ser tan especial, lo que te permite conquistar las metas que te propongas. Metas que tienen un coste, que suelen dejar heridas de una u otra manera, pero que se restañan a base de intentar una y otra vez, de perseverar, de poseer la paciencia suficiente para alcanzar los retos deseados.

Daniel Larusso empezó dando cera a un coche. El señor Miyagi le dijo que era esencial para convertirse en lo que finalmente fue. Etapas que se quema, muy necesarias para alcanzar el objetivo final. Y siempre con paciencia.

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