Nunca te calles lo que quieras decir

¿Por qué te callas aquello que estás deseando decir? ¿Miedo al fracaso? ¿A qué fracaso? ¿Cómo se le puede llamar fracaso a decir lo que uno quiere expresar, sea cual sea la situación? Porque peor es quedarse con esa ya famosa frase “Y si…” durante toda la vida.

Hoy te traemos una de esas películas que permanecen en el imaginario popular. Se trata de Love Actually (Richard Curtis, 2003), una sucesión de historias de amor protagonizadas por distintos personajes. En algunos casos, muy hilarantes. Una película que llega, y también que queda dentro.

Precisamente una de sus escenas es la que nos enseña uno de los mensajes que más perdura: que nunca debes quedarte nada dentro. Mark (Andrew Lincoln) está enamorado de Juliet (Keira Knightley). Pero Juliet prefiere a otra persona, y Mark vive con esa pesadumbre. Al final, decide hacérselo saber, y lo hace de esta manera:



¿Qué te queremos decir con esto? Que en cualquier aspecto de la vida -no tiene que ser sólo en el amor- nunca debes quedarte con eso que tienes dentro y que quieres soltar, pero no te atreves. No se trata de tener miedo al fracaso -qué fracaso puede haber en decir lo que se siente y se piensa-, sino de estar a gusto contigo mismo, de estar tranquilo, con el ánimo tranquilo y la cabeza despejada. Y, sobre todo, para evitar la ya famosa frase “Y si…” tan presente en nuestras vidas cuando nos lamentamos por no haber hecho/dicho algo en un determinado momento del pasado.

¿O es que quieres estar así, toda tu vida? ¿Lamentándote hasta el final de tus días, cuando es más sencillo decir lo que piensas ante el destinatario/a de tus palabras? Prueba a hacerlo sólo una vez y verás cómo merece la pena. ¡Y querrás hacerlo más veces!

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