‘Job Crafting’: una alternativa para amar ese trabajo que no nos gusta

Se trata de una herramienta concebida para aprovechar al máximo el trabajo actual y aprender a disfrutarlo

Antes de renunciar a un trabajo por falta de ‘feeling’ con él, o por creer que no se está preparado para lo que nos exigen ¿por qué no darle una oportunidad al ‘Job Crafting’?


Cuando no estamos a gusto con un trabajo determinado o hemos iniciado una carrera que afrontábamos con unas expectativas determinadas y pasado un tiempo sentimos que no es lo que queríamos, lo habitual es cambiarlo por otro o dedicarnos a otra cosa.

Suele ocurrir con demasiada frecuencia. ¿Por qué seguir desempeñando un rol o malgastando energías con algo que no nos gusta o sentimos que nos hace perder el tiempo? Por eso, el primer impulso es abandonarlo y centrarnos en la búsqueda de algo que nos satisfaga realmente.

Pero existe una alternativa que nos permite darle una segunda oportunidad a lo que tengamos entre manos antes de abandonarlo de manera definitiva. Y esa oportunidad recibe el nombre de ‘Job Crafting’.

Se entiende esta modalidad como una herramienta concebida para aprovechar al máximo el trabajo que tenemos en la actualidad para, así, aprender a disfrutarlo al máximo. 

Pues ahí está su sentido: sentar las bases para disfrutar lo que estamos haciendo; probar antes de cerciorarnos de manera definitiva de que sí, de que necesitamos un cambio porque no disfrutamos con lo que estamos haciendo.

Claves para aplicarlo

Ninguna empresa se puede permitir desperdiciar talento por el simple hecho de que el trabajador o trabajadora no disfrute con su trabajo. De ahí que el ‘Job Crafting’ se presente como una revaluación de lo que hacemos, cómo lo hacemos y de qué manera deberíamos hacerlo para disfrutar de nuestro trabajo.

Así, lo primero a abordar es el compromiso del trabajador por aquellas parcelas de su trabajo que más le gusten o interesen y reducir su actividad en aquellas que menos. En consecuencia, un reajuste de las responsabilidades según los parámetros del trabajo que desarrolle.

A ello hay que unir conseguir relaciones de mejor calidad con los compañeros, lo que redunda en un aumento de sus competencias, de interés por lo que hace y también de su productividad.

Y, por último, en caso de que no se termine de ver claro seguir desempeñando el mismo trabajo, siempre queda la posibilidad de replantear su percepción, o bien de sus habilidades para conseguir el propósito de seguir desempeñando la actividad que realiza.

Otra manera de lograr el propósito del ‘Job Crafting’ es crear dos diagramas, uno con el antes y otro con el después. El primero recoge las actividades actuales, al que acompaña después otra lista con los motivos, fortalezas y pasiones que despierta el trabajo. Por último, una vez tenidos en cuenta estos valores, se puede elaborar otro diagrama para ver qué brechas existen entre lo que se hace en el trabajo y no se disfruta, con lo que se disfruta, y aquellos aspectos donde se es mejor. En consecuencia, una buena manera de alinear las fortalezas con las tareas diarias y ver cómo mejorar o aprovechar mejor el trabajo antes de arrojar la toalla.

Todo ello teniendo claro que lo que hacemos siempre termina por afectar a los demás tanto en lo bueno como en lo malo y de qué manera enfocarlo para que todos, tanto el protagonista del cambio como sus compañeros, salgan ganando.



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