¿Sufres el efecto Cabaña? Puede que sí y aún no lo sepas

Se trata de uno de los efectos más desconocidos del confinamiento, y sin embargo es uno de los más comunes


Aunque suele ser más propio de zonas donde están acostumbrados a pasar largas temporadas en casa, ahora se ha convertido en algo habitual en nuestras vidas. Y puede que lo sufras. Vamos a examinar en qué consiste.


En el mundo Mediterráneo estamos acostumbrados a vivir en la calle, nuestro hábitat natural. Nos encanta compartir con amigos en compañía de una copa de vino o de una cerveza en cualquier terraza. Da igual que llueva o luzca el sol, somos muy sociales y estamos habituados a hacer gran parte de nuestra vida al aire libre.

Sin embargo, hay países donde el clima no invita a pasar mucho tiempo en la calle, de ahí que la gente esté acostumbrada a permanecer encerrada en sus hogares durante meses: los días son parecidos, en soledad y cuando este encierro se extiende en el tiempo termina pesando.

Algo así ocurre con el confinamiento, lo que se denomina Fiebre de Cabaña.

Aunque suele ser más propio de zonas donde están acostumbrados a pasar largas temporadas en casa, ahora se ha convertido en algo habitual en nuestras vidas. Y puede que lo sufras. Vamos a examinar en qué consiste.

Fiebre de Cabaña

Se trata de un efecto que comenzó a identificarse a comienzos del siglo pasado y que hace referencia al estado mental que sufre la gente que permanece encerrada en un lugar durante largo tiempo. Para que te hagas una idea, es el que sienten los astronautas cuando regresan a la Tierra o las personas que vienen de luchar en zonas de guerra.


Consiste en la resistencia a liberarse del encierro. Sientes el efecto cabaña cuando, al salir del estado de aislamiento, no te atreves a salir porque aún conservas el miedo. Muchos padres habrán notado este efecto en sus hijos en el inicio de las salidas de este fin de semana.  

Es una dificultad de adaptarse al cambio. Las personas que sufren el efecto Cabaña se han acostumbrado a estar protegidas dentro de sus espacios vitales, en su casa, en nuestro actual caso de confinamiento, o en la estación espacial en el caso de los astronautas, y no se atreven a dar un paso para salir de ese lugar estrecho que durante tiempo han identificado con la seguridad. Tienen verdadero terror a salir de su espacio aislado, pero seguro.

El profesor de la Universidad de Minnesota Paul Rosenblatt es uno de los mayores estudiosos de este efecto, en su ciudad —Minnesota- los inviernos llegan a ser eternos. Rosenblatt recuerda que a mayor tiempo en encierro, más posibilidades de contraer esta fiebre.

¿Cómo paliar los efectos de este tipo de efecto? Durante el aislamiento es aconsejable vivir siguiendo una serie de rutinas que te permitan mantener una actividad regular mientras estás confinado/a: horarios regulares que permitan diferenciar el horario de trabajo o escuela, con el de ocio y algún tipo de ejercicio como caminar por casa, una tabla de gimnasia, el uso de bicicleta estática, que te mantengan en forma.

Los expertos también recomiendan hacer uso de las redes sociales para mantener el contacto con otras personas, usando videoconferencia para charlar con amigos y familiares y así mantener con ellos esa costumbre de tomar una cerveza o una copa de vino, aunque sea encerrados en casa y desde la distancia.

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