Por qué es mejor enseñar al empleado a ser feliz
Con el comienzo de siglo, asistimos a un cambio de paradigma que ha venido para quedarse: el paradigma de la felicidad en la empresa
Desde este paradigma, no se trata de proporcionar desde la empresa las herramientas para que el empleado esté motivado, sino de enseñarle a generar él mismo su propia felicidad.
Se podría decir que es lo más parecido a lo que los chinos llaman Yuan bei, es decir, una sensación completa y perfecta de plenitud para la que, en castellano, por desgracia, no existe un término que lo defina exactamente. Y viene a reflejar ese estado en el que nos sentimos en paz con los demás y con nosotros mismos por lo que hacemos, tanto en nuestra vida personal como en la profesional.
En la personal, parece que depende más de nosotros. Pero ¿y en lo profesional? Eso ya no depende tanto de mí, seguramente habrás respondido nada más leer la pregunta. Pues que sepas que sí, que ser feliz y estar motivado en la empresa es una decisión personal. Ojo, depende de ti, pero tu empresa debe poner a tu alcance las herramientas necesarias para lograr dicho propósito.
La felicidad del empleado
El objetivo es que trabajes con ilusión y unas expectativas siempre vivas. Conseguirlo o no depende de ti, como es lógico, pero la empresa ha de poner las herramientas adecuadas para alcanzar ese propósito.
Sucede que existe empresas todavía a las que la felicidad de sus empleados no es una prioridad. Estas empresas están ancladas en una mentalidad cortoplacista y son testigos de una rotación de empleados con escasa o nula motivación, y que practican habitualmente el presentismo, aportando lo mínimo necesario para cumplir con los resultados que se les exigen. En definitiva, no se complican la vida. Están sin comprometerse.
Hay otras empresas que ya han dado el paso y manifiestan su interés por animar a sus empleados a ser felices en sus instalaciones. Y lo hacen de diferente manera: dan más autonomía a los empleados, flexibilizan sus horarios, facilitan su conciliación familiar y profesional, diseñan un plan de carrera para él, le proporcionan un ambiente relajado para trabajar…
Y, aun así, se producen conflictos y no aseguramos el bienestar del empleado.
¿Por qué? Porque la empresa debe enseñarle a que sea él quien genere internamente su propia motivación; y yendo más allá de este concepto, pues no se trata sólo de motivar, sino de incentivar su felicidad.
Y ahora, la pregunta del millón: y este cambio de paradigma, ¿cómo se consigue? ¿De qué manera se puede desarrollar para su implantación en la empresa? Eso es lo que os enseñaré en nada; con una metodología practica y con implantación inmediata. Es más, sólo os diré que se puede implantar de manera personalizada según la empresa.
Dentro de poco, más información 😉
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