La fuga de talento: un mal endémico de las empresas españolas
En cifras, dicha supone a las empresas una pérdida de hasta un 20% del salario anual de un trabajador
El talento es uno de los grandes valores de la empresa, pero también uno de sus grandes problemas. Tenerlo es esencial, pero perderlo es demoledor no sólo por las pérdidas económicas que supone, sino también por la imagen que transmite la imagen de cara al mercado.
El talento diferencia a las empresas, y tenerlo es sinónimo de futuro y de saber hacer las cosas con vistas de futuro; y perderlo es sinónimo de todo lo contrario: de no tener una política de trabajo claro o, mucho peor, no saber retener a ese talento. Y si una empresa no sabe retener a su talento, mejor no preguntar por qué hace con el resto de los trabajadores.
El coste económico
Una pérdida de hasta un 20% del salario anual de un trabajador según un estudio del Center for American Progress. Eso es lo que se estima que le cuesta a una empresa la pérdida del talento que tiene. Pero, más allá del coste económico, existen otros costes que no se pueden cuantificar monetariamente, pero que son igual o más importantes que aquél.
¿De qué costes estoy hablando? De costes tales como el déficit de conocimiento por la fuga del talento, del coste de redistribuir sus funciones entre el resto del equipo, del de incorporar a una nueva persona en su lugar. Y el más importante de todos, a mi juicio: el coste que supone para la cultura de la empresa, pues la huida del talento se traduce en desconcierto e inseguridad incluso en los clientes con los que trabaja la empresa.
Razones de su marcha
Ahora, ¿por qué se marcha el talento de una empresa? Se pueden establecer varias causas, entre las que quiero destacar las siguientes:
· Expectativas defraudadas, lo que se da cuando el talento se da cuenta de que no tiene nada o casi nada de lo que se le prometió cuando entró en la empresa. Eso genera descontento en el talento.
· Pocas oportunidades de crecimiento, que ocurre cuando el talento se encuentra con que las facilidades para escalar y evolucionar dentro de la empresa brillan por su ausencia.
· Desajuste entre el puesto y la persona, lo que se da cuando el talento considera que no se explota lo suficiente sus habilidades. El resultado es desmotivación por su parte y pérdida de interés por las tareas que realiza.
· Estrés laboral, falta de formación…
Y hay muchas más, pero considero que las expuestas son las más importantes.
¿Cómo solucionarlo?
Existen varias maneras de poner fin a la sangría de la fuga del talento de una empresa. Pero, sin duda, la más importante pasa por mejorar la comunicación con el empleado para estar al tanto de su motivación, de sus inquietudes y deseos. Y eso pasa por construir una cultura corporativa de verdad, que lo valore por lo que es y quiere llegar a ser.
¿Y qué requisitos debe cumplir esa cultura corporativa? Dentro de poco, de muy poco, te enseñaré cómo de manera práctica y con implantación inmediata en tu empresa.
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