Nunca subestimes a tus mandos intermedios si quieres que el talento salga adelante
Los que tienen menos seguridad en lo que a su desarrollo profesional se refiere son los que menos tienden a ayudar a que otros también lo hagan
Un mando intermedio puede tener
un poder limitado dentro de una empresa, el que le otorgue sus superiores, o bien
puede ser dueño y señor de todo lo que esté debajo de él. Y eso puede afectar
de manera negativa al talento con el que se encuentre. Y más si ni siquiera sabe
cómo desarrollarse él profesionalmente.
Los mandos intermedios de las
empresas siempre han estado en el ojo del huracán. Principalmente, por dos razones.
La primera, por no cumplir las expectativas de sus líderes. Y la segunda, por
fallar al equipo que lideran por no saber transmitir las instrucciones precisas.
Eso es lo que las convierte en figuras
para tener en cuenta a diferencia de lo que ocurría antes. Y la razón es
sencilla: puede que no estén a la altura en lo que a la gestión del talento que
encuentren a su paso se refiere. Y eso ocurre por una consecuencia de sí
mismos: si no están en condiciones de tener claro su desarrollo profesional,
cómo van a tener claro el de los demás. Especialmente si entre estos últimos se
encuentran los talentos recién llegados a una empresa; todo lo contrario que
cuando saben explotar su desarrollo. En ese instante, se convierten en piezas esenciales
para el funcionamiento de la empresa, lo que las convierte en potenciales
desarrolladores del talento que tienen a su cargo.
Ahora, ¿cómo conseguir que los primeros
se conviertan en los segundos? Ahí la labor del jefe es fundamental, y ha de
ser suya la competencia de establecer estructuras lo más ligeras posibles para
que la toma de decisiones sea rápida y mejore en todos los niveles de la
empresa. Una manera de hacerlo es optimizando la comunicación, que mejora el empoderamiento
de los equipos y, a la larga, el trabajo de aquellos mandos intermedios.
Y si eso hace necesario que deleguen
funciones para que su perfil se desarrolle más y tenga peso para bien dentro de
la empresa. Lo que será bueno tanto para ellos como para el resto de los trabajadores;
así como la inversión por parte de aquélla en planes que permitan el desarrollo
de dichos mandos para que alcancen los objetivos que se hayan propuesto.
FUENTE: RRHH Press
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