Valor

Un trabajador comprometido y al que se valora y anima a desarrollarse en la empresa, es un valor seguro para ella


Se habla de la tecnología como el elemento diferenciador de las empresas a la hora de competir en el mercado, cuando el verdadero elemento diferenciador es el valor de los trabajadores que la conforman. Y en especial, su talento.

¿Cuántas veces hemos oído que tal o cual trabajador vale mucho para su empresa? Que ese trabajador —o trabajadora— es capaz de desarrollar que otras no son capaces gracias a su talento o a sus ganas de hacer cosas?

Ojo a estas dos palabras: talento y ganas de hacer cosas.

Dos palabras que están unidas a algo esencial, y que todas las empresas deberían tener en el frontispicio de sus oficinas: compromiso con el empleado, con su desarrollo, para maximizar su talento.

Valor

Valor, he titulado este artículo; pues el verdadero valor de una empresa reside en las personas que trabajan en ella, y no tanto en las herramientas que las utilizan. Herramientas que son puestas en marcha y desarrolladas por esas mismas personas. Sin ellas, esa tecnología no tendría el sentido que le quiera dar la empresa según su negocio.

Bill Clinton se valió del lema “¡Es la economía, estúpido!” para vencer a George Bush padre en las elecciones a la presidencia de los EE. UU. de 1992. Y parafraseando a aquel presidente, a las empresas habría que decirles “’¡Es el talento!” lo que han de fomentar, desarrollar y proteger; pues sin el talento, no podrán llegar a donde quieren llegar.

Talento al que hay que apoyar con medidas tales como flexibilidad horaria, condiciones de trabajo saludable, fomento de su desarrollo. Y también conociendo sus inquietudes, sus dudas, sus ideas acerca de cómo mejorar el trabajo y la propia empresa.

En definitiva, se trata del talento, el valor más importante que puede tener una empresa

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