La motivación como factor para aumentar la productividad

Un equipo de trabajo bueno convierte al capital humano de la empresa en su elemento más valioso


Que un empleado esté motivado a la hora de realizar su trabajo es responsabilidad de la empresa. Con ello no sólo ganará el primero, sino la segunda conseguirá un equipo de trabajo de gran valor y productivo.

Un equipo humano de calidad se traduce en un aumento de la productividad para cualquier empresa. Pero para que eso ocurra, lo esencial es mantener la motivación en el nivel más alto posible. En eso consiste el cometido de la empresa, en lograr ese objetivo que beneficiará tanto a los trabajadores como a ella misma.

¿Cómo conseguirlo? Con estas pautas:

En primer lugar, fomentando la participación de los empleados, generando y fortificando el sentimiento de pertenencia a la empresa; lo que, a su vez, reforzará también el compromiso entre empresa y trabajadores. Y eso se consigue incentivando la participación, reuniones para conocer sugerencias, maneras de mejorar, etcétera.

En segundo lugar, reconociendo el trabajo de cada uno de los empleados para, de esta manera, mantener alta su motivación haciéndoles ver lo importante que es su tarea y de qué manera impacta en el resultado final de la empresa. Un simple 'gracias' o 'bien hecho' vale mucho, aunque el desarrollo de programas de incentivos también puede ser una buena vía para explorar.

Por otro lado, un ambiente de trabajo positivo es esencial para el desarrollo de las tareas diarias. Un mal ambiente se traduce en tensiones, conflictos y malentendidos, y como consecuencia en un descenso de la productividad. En este caso, se impone atajar la raíz del problema y buscarle una solución. Así, si un trabajador tiene problemas para conciliar vida laboral y personal y su mal humor lo paga con el resto, sería conveniente adoptar medidas para cortar por lo sano aquellos problemas.

Además, tampoco está de más mantener informados a los trabajadores del estado de su rendimiento, de la calidad de su trabajo. En consecuencia, que sean conscientes de su eficiencia y valor para plantearse los retos que les proporcionen al autonomía y responsabilidad que pretenden.

Y finalmente, el ofrecimiento de incentivos —que no siempre han de ser en forma de dinero— refuerza su vínculo con la empresa, ya sea en forma de tiempo libre, de vacaciones, de tickets para comer, etcétera. En este sentido, un estudio reciente de Aberdeen (Escocia) muestra que los incentivos no monetarios suelen ser más efectivos que la compensación financiera, y que los resultados positivos de los programas de incentivos resultan en ingresos mayores que los costes de la compensación.

FUENTE: Observatoriorh.com

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