¿Por qué buscarle sentido a tu vida cuando lo más importante es vivirla?
Cuando observamos en qué dedicamos nuestro tiempo y dónde ponemos nuestro esfuerzo, es entonces cuando tendemos a ser lo que nos gusta
La realidad es la que es: buscar aquello
que nos apasiona, además de ser una tarea agotadora, nos aleja de la felicidad
y, para colmo, nos añade presión. ¿Entonces? Lo mejor es vivir la vida sin más.
Vivimos con presión, nos añadimos
presión casi sin darnos cuenta. El simple hecho de luchar por ese trabajo que
tanto nos ilusiona con la promesa de tener una vida plena, agota. ¿Significa
eso que hemos de arrojar la toalla y contentarnos con lo primero que se nos cruce
simplemente para poder vivir? NO.
Kierkegaard lo dejo bien claro:
la vida no es un problema para resolver sino una realidad que se necesita experimentar.
En consecuencia, el significado de la vida es tan sencillo como estar vivo, disfrutar
de la vida, de lo que nos rodea. Tan sencillo como —lo sé— difícil de conseguir,
puesto que la premura del tiempo y de nuestro modo de vida nos lleva a vivir a
la carrera, casi en pánico.
A este respecto, Byung-Chul Han
ya señaló los riesgos de plantearse la vida como una empresa, pues eso convierte
la existencia en una competencia frenética y un tanto ciega en la que tu papel
se reduce a esclavo o amo según las circunstancias. O lo que es lo mismo: la frustración
y la explotación rodeándote en todo momento y machacándote en caso de no
alcanzar los objetivos propuestos.
Así que, ¿por qué plantearse una
vida llena de presiones, metas a alcanzar y objetivos al precio que sea cuando
es más sencillo vivir la vida sin más, disfrutarla en toda su extensión y no
encontrarle más sentido que ese?
Y tú, ¿qué piensas al respecto?
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