La felicidad es algo que las personas originan voluntariamente en su interior

Continuamos con nuestras explicaciones acerca de dónde se encuentra la felicidad en el mundo laboral


Si la empresa no debe de ocuparse de la felicidad de sus trabajadores, entonces ¿cuál es su papel? ¿Por qué una empresa sí debe ocuparse de temas que pertenecen a la esfera personal de la gente? ¿Y cómo podría hacer algo así? Lo analizo a continuación.

Todos sabemos que una empresa no es una ONG. El fin de una empresa es generar riqueza, y desde un punto de vista empresarial las personas son los medios para conseguirla. PERO NO SON UN FIN EN SÍ MISMO. Una empresa que fabrica cosméticos, pongamos por caso, tiene como finalidad poner en el punto de venta un producto atractivo que genere riqueza, no ocuparse de que las personas que lo fabrican sean felices. Así que ¿qué sentido tiene hacer algo así?

En primer lugar, PORQUE ES RENTABLE. No voy a poner aquí estadísticas, pero todos sabemos qué es medible en KPIS: productividad, reducción del absentismo y experiencia del cliente.

Pero, además, porque va a ser parte de la REMUNERACIÓN de la empresa en este siglo.

Dicho lo cual, ¿es posible la felicidad dentro de una empresa? Yo creo que no sólo es posible, yo creo que además es necesaria.

Hasta el siglo XIX, los empleados eran básicamente MANOS, mano de obra, y la remuneración era exclusivamente DINERO.

En el siglo XIX, las máquinas comenzaron a hacer el trabajo y las personas empezaron a ser GESTORES que controlaban a las máquinas. Las empresas tuvieron que evolucionar y pagar a los empleados no sólo por trabajar, con dinero, sino para gestionar adecuadamente las jornadas de 40 horas, donde la gente podía disponer de días de ocio.

En el siglo XX, las personas fueron progresivamente dejando de hacer funcionar las máquinas y fueron sustituidas por los ordenadores. Y las personas comenzamos a idear sistemas informáticos y procedimientos automáticos que hicieran el trabajo más sencillo y rápido. La empresa necesitó que estuviéramos centrados en ser eficientes y motivados, y tuvo que agregar el salario emocional: planes de carrera, formación, jornadas reducidas, etc.

Pues bien, en el siglo XXI hemos convertido casi todo en procedimientos, hemos encontrado apps y sistemas que automatizan esos procedimientos. Las máquinas y los ordenadores nos han regalado posibilidad de flexibilidad horaria y geográfica total, podemos trabajar cuando y donde queramos. Nos han regalado LIBERTAD, y nos ha liberado para hacer lo único que las máquinas y los ordenadores no pueden ni podrán hacer jamás: PENSAR, INNOVAR y CREAR.

Y pensamos con nuestro cerebro. Ya no somos importantes por nuestras manos, lo somos por nuestro CEREBRO, y eso es lo que la empresa tiene ahora que proteger y cuidar: nuestro cerebro. Y un cerebro sano es un cerebro feliz.

Por eso la remuneración que viene no es sólo dinero o tiempo de ocio como en el XIX, tampoco dinero, ocio y salario emocional como en el siglo XX. En este momento, las empresas tienen que incorporar la felicidad en nuestra remuneración.

Pero es que, además, es algo interesante para las propias empresas, porque un cerebro feliz es un cerebro que puede PENSAR, INNOVAR y CREAR.

¡Y no te pierdas mi charla sobre felicidad en la empresa al respecto!



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