Adiós, Eduard Punset
Conocido por su eterno optimismo, deja una huella imborrable y un legado que perpetuar
Nos ha dejado Eduard Punset, el eterno optimista; la personas que nos invitaba a no tener miedo a la hora de verbalizar los sentimientos, a eliminar los prejuicios. La persona qué más y mejor se ha atrevido a hablar de la felicidad y de cómo perseguirla.
Y si hay algo que me atraía de él —en realidad, tenía muchas cosas más que me atraían— era esa eterna búsqueda de la felicidad, y especialmente decirlo sin pudor alguno. Porque nos merecemos ser felices, y no le importaba repetirlo hasta la extenuación ni machárnoslo las veces que hicieran falta.
Porque Eduard Punset nos enseñó que la felicidad es la ausencia del miedo, y que hay que considerarla como una emoción. Y como tal, es transitoria, de ahí su insistencia en perseguirla las veces que hagan falta.
· Que la vida son dos días y no dura una eternidad. De ser así, no pondríamos en ella la misma intensidad con la que él nos invitaba a zambullirnos en la vida.
· Que cuanto más nos conocemos cómo somos realmente, y asimismo nuestras debilidades, más cerca estamos de la felicidad.
· Que cuando echamos la vista atrás tenemos que ser necesariamente felices, porque cualquier tiempo pasado fue peor.
· Que la mejor manera de contrarrestar una emoción negativa es con otra positiva, pero mucho más fuerte.
· Que debemos ser bondadosos con la gente cuando subimos hasta lo más alto de nuestras expectativas, porque esa misma gente es la que nos encontremos si volvemos a caer por las razones que sean.
· Que sin emoción no puede existir ningún proyecto a materializar.
· Y que es muy posible que las mejores decisiones no sean fruto de una reflexión del cerebro, sino resultado de una emoción.
Y tantas y tantas emociones…
Adiós, Eduard Punset. Se te va a echar mucho de menos. Pero que mucho.
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