El “yo soy así” ha muerto según la neurociencia.
Este post es muy relevante para mí, porque supone el apoyo científico a todos los publicados hasta el momento
Richard Davidson, conocido por todos por su idea de que la base de un cerebro sano es la bondad, es un afamado y reputado neurocientífico estadounidense cuyas investigaciones sobre la neurociencia afectiva suponen una base científica a los postulados de la ciencia de la felicidad.
La clave es la PLASTICIDAD del cerebro, lo que significa que el cerebro tiene la posibilidad de cambiar los circuitos neuronales que elaboran nuestros pensamientos y emociones si es entrenado voluntariamente. Davidson investiga ahora la llamada PLASTICIDAD GENÓMICA, que significa que incluso la genética puede variar en función de la experiencia (epigenética).
El estudio de la forma en la que varían esos circuitos neuronales le dio la pista sobre los factores que verdaderamente aumentan la sensación de bienestar en el cerebro humano. Te detallo aquí los más importantes:
a) La RESILIENCIA, entendida como la velocidad de recuperación frente a la adversidad. Es decir, es más feliz el que se repone primero de un golpe emocional. No podemos evitar que nos ocurran cosas negativas ni podemos programarnos para que no nos afecten, pero sí podemos programarnos para ACEPTAR y ADAPTARNOS a ello lo antes posible y descartar un largo período de sufrimiento emocional.
b) La VISIÓN OPTIMISTA DE LOS DEMAS. Cambiar la visión de los demás en las relaciones personales y ver en ellos amabilidad y compasión, aunque ellos no lo demuestren, es un tema particularmente importante por el inmenso impacto que tiene para un ser humano las relaciones.
Particularmente, estoy encantada de que un neurocientífico demuestre esta visión que podría resumirse en esta frase que me fascina: “Podemos elegir ver a los demás como atacantes o como personas que se defienden”. La gente es agresiva para defenderse, atacar no es natural. La gente decide atacar porque necesita ser aprobado, aceptado por los demás, todos buscamos eso, en definitiva. Si nos sentimos atacados, o sea no aceptados, nos ponemos en modo ataque, pero es defensivo. Pues bien, la habilidad de mirar a otra persona de este modo produce bienestar en quien mira y en la persona que es observada así.
c) La ATENCIÓN distraída produce infelicidad. Cuando mantenemos una mente dispersa, invariablemente nos sentimos infelices. Por el contrario, las personas con foco en objetivos concretos y realistas se sienten mejor. El enfoque produce felicidad.
d) La AMABILIDAD, ser amable y generoso con otras personas, activa los circuitos del cerebro relacionado con el disfrute.
e) El CUERPO sano produce felicidad. Los circuitos neuronales del cerebro se comunican directamente con el cuerpo y generan salud, no se sabe cómo pero influyen en el sistema inmunológico, endocrino y en el sistema nervioso autónomo. El cerebro sano y feliz envía mensajes al cuerpo que le producen bienestar.
Y además, es bidireccional, el cuerpo se comunica con el cerebro a través de esos circuitos. Cuando el cuerpo se siente bien, cuando hacemos deporte, comemos adecuadamente, dormimos y descansamos bien, envía mensajes de bienestar al cerebro.
Y bien, me vas a decir que esto ya lo sabíamos, lo hemos venido repitiendo a través de los post, pero la aportación que te hago ahora es la afirmación desde la neurociencia de que todo esto se puede aprender porque existe algo llamado PLASTICIDAD CEREBRAL. Mediante la voluntad podemos cambiar nuestros viejos hábitos y poner en práctica aquellos que nos produzcan bienestar y felicidad, y eso hará que los circuitos neuronales realicen cambios con ese entrenamiento.
Por eso, el “yo SOY así” ha muerto, en realidad es YO SOY COMO DECIDO SER.
Si quieres ver el vídeo de Richard Davidson, aquí lo tienes
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