Verano: el tiempo de la felicidad. ¿De verdad?
La ciencia lo demuestra: en verano somos más felices. Aunque sólo sea por estar más expuestos a la luz solar, la mayor fuente de vitamina D para nuestra especie
¿A que en verano sueles reír más, disfrutar más y no dudas en expresar tu alegría en todo momento? Todo lo contrario que en invierno, que nos solemos mostrar más apagados, menos propensos a la risa fácil y a pasarlo bien.
Pues sí, no se trata de una evidencia, sino de una realidad: somos más felices en verano. Sonreímos más, tenemos más ganas de hacer cosas, nos gusta reunirnos con los amigos… Verano. Tiempo de felicidad. Y si te digo que no se trata de una evidencia es porque ya lo ha demostrado la ciencia.
Más en concreto, lo puedes comprobar en este artículo publicado en The American Journal of Clinical Nutrition. Y la razón está en el sol. Porque en verano disfrutamos de más horas de sol, y también de más horas al aire libre. Y no hay que olvidar que el sol es la mayor fuente de vitamina D para los humanos. Y dicha vitamina está implicada, entre otros procesos, en el buen funcionamiento del sistema inmunológico. A lo que hay que unir otra razón: algunos de nuestros genes están más activos o tienen mayor actividad en verano. Entre otras cosas, por ejemplo, para mantener el sistema inmunológico preparado para luchar contra —casi— cualquier adversidad en forma de infección, enfermedad, etcétera. Lo que demuestra —otro punto a favor del verano— que la tasa de enfermedad o accidentes coronarios sea mayor en invierno según una investigación del Departamento de Medicina Genética de la Universidad de Cambrige. Menos sol, menos alegría.
Y hay otra razón más: cuando tomas el sol en verano, puede que no lo sepas, pero estás poniendo en marcha el proceso de segregación de endorfinas, que son las responsables de lo bien que te sientes cuando tomas el sol tumbado/a en la arena.
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