Empoderar para crecer
Según la RAE, empoderar significa hace poderoso o fuerte a un individuo o grupo social desfavorecido. A la mujer, por ejemplo, para crecerse en esta sociedad
La mujer tiene ante sí muchos frentes abiertos: la igualdad en el trabajo, la lucha por unos derechos que considera suyos, ganados a lo largo de generaciones, y la supervivencia cuando lo que está de por medio es la llamada violencia de género.
En definitiva, ha llegado el empoderamiento de la mujer. O lo que es lo mismo: que se dé —nos demos— cuenta de que no somos menos fuertes, ni menos capaces o poderosas que los hombres. Y si esto es así es producto de décadas de una mentalidad y cultura machistas. La consecuencia la arrastramos todavía: el lento desarrollo de las mujeres en los distintos ámbitos de la sociedad.
Ahora, ¿no va siendo hora de despertar? Se trata de que las mujeres reforcemos nuestras capacidades o adquieran otras nuevas. Y ahí es donde entra en juego el término al que me he referido con anterioridad: empoderamiento.
· Promover la igualdad de género a todos los niveles.
· Tratar a hombres y mujeres por igual en la vida y en el trabajo, respetando sus derechos y acabando con su discriminación.
· Velar por la salud, seguridad y bienestar de unos y de otras.
· Promover la educación, formación y desarrollo profesional de las mujeres.
¿En el caso de nuestro país? La cosa está bien clara: el empoderamiento de la mujer es necesario para erradicar la discriminación, disminuir la brecha salarial y establecer las bases para un país en el que hombres y mujeres disfruten de igualdad de oportunidades.
En definitiva, se trata de hacer visible a la mujer, su personalidad, su trabajo, su manera de ser. De empoderarla. Nada más.
Para mi, es un tema que solo vale la valía de cada uno de hombres o mujeres, sin tener en cuenta el sexo.
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