¿Quieres combatir el estrés? ¡Haz el capullo!

Se trata de una adaptación de la técnica del Otonamaki como terapia para combatir el estrés


No, no te estamos tomando el pelo. Se trata de la última moda procedente de Japón para combatir el estrés, los miedos o la inseguridad. Y allí lo tienen claro: hacer el capullo es la mejor manera de combatir cualquier cuadro de ansiedad.

¡Haz el capullo para combatir el estrés! ¿A que suena raro, como fuera de lugar? Vale, lo vamos a vestir de otra manera: ¡haz el Otonamaki!

¿A que suena distinto, como más chic? Aunque, para el caso, es lo mismo. Y tampoco te creas que hacer el capullo sea convertirte en un mal compañero/a en la empresa, no. Es en sentido literal. ¿Cómo las orugas que se convierte en mariposas? ¡Lo mismo!

Y es que la técnica del Otonamaki está triunfando en Japón como terapia para combatir el estrés. Se trata de la versión para adultos del Ohinamaki, un método para envolver a los recién nacidos en sábanas ajustadas para que descansen mejor y más tranquilos, pero adaptado a los adultos.

¿En qué consiste entonces? En permanecer en postura fetal sobre una colchoneta y mirando al techo durante unos 20 minutos inmóviles y en silencio. Y dicen quienes lo practican que es la mar de relajante

¿A quién debemos esta técnica que, seguramente, ya habrás empezado a calificar de cualquier forma? A una matrona nipona llamada Nobuko Watanabe. Esta buena señora se inspiró en la técnica de envolver bebés en sábanas apretadas que te hemos descrito con anterioridad. Pero, a diferencia de aquéllos, a los que se deja la cabeza fuera para que no se agobien, a los adultos se les tapa por completo.

¿Y cómo se le ocurrió, que seguramente también será tu segunda pregunta? Fácil: envolvía de esta guisa a las recién paridas para aliviarlas de sus dolores musculares. Al irles bien, lo extendió al resto de adultos. Y los que lo han probado, repito, dicen que se sienten mucho mejor tras ser envueltos cual mariposa deseosa de salir del capullo.

Así que, ya sabes: si quieres acabar con el estrés, ¡haz el capullo!

FUENTE: Cultura Inquieta

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