Acabar de trabajar a las seis de la tarde. Por qué no es una quimera
Seis de la tarde. ¡Fin de la jornada laboral! En los países de nuestro alrededor, en casi todos. ¿Y aquí? Aquí es otro cantar. Y bien que se podría lograr ese ideal de salir a las seis de la tarde. Todos a casa llegada esa hora. Bastaría con acometer una serie de cambios. ¿Cuáles? Los analizamos a continuación.
¿Intentos de acortar la jornada laboral? Unos cuantos, oigan. La última, por boca de la ministra de trabajo, Fátima Báñez, en diciembre de 2016. Que si España necesitaba racionalizar sus horarios laborales, etc.
En los países que nos rodean no está bien visto trabajar más allá de las seis de la tarde. Es más, en algunos, incluso, está muy mal visto, pues es sinónimo de no haber aprovechado bien toda la jornada laboral, o de querer arrogarse una serie de méritos que no le corresponden a su protagonista
¿Y en España? Y dura, y dura, y dura, como decía aquel anuncio de pilas de principios de los años 90. Aquí se sigue trabajando, ¡faltaría más! Hasta qué hora. Pues ya se verá…
¿Intentos de acortar la jornada laboral? Unos cuantos, oigan. La última, por boca de la ministra de trabajo, Fátima Báñez, en diciembre de 2016. Que si España necesitaba racionalizar sus horarios laborales, etc.
Y los datos no engañan: somos los menos productivos del Viejo Continente y los que más horas pasamos en la oficina. Cifras de la OCDE, ojo. Y es que, mientras en los países de nuestro alrededor se sale a la 1 de la tarde y a las 8 ya se está cenando, horarios que permiten una conciliación laboral y profesional como Dios manda, aquí todavía hay gente trabajando a aquella última hora.
En este sentido, la Asociación Española para la Racionalización de Horarios Españoles (Arhoe), lo tiene claro: hacer más horas no significa ser más productivos u obtener mayor rendimiento. “La acumulación de horas de trabajo produce estrés, agotamiento físico y mental, malestar, mayor opción de tener errores en el trabajo por ese cansancio, ansiedad..., y al hacerse de manera continuada aumenta la posibilidad de tener accidentes de trabajo o darse una baja laboral por estrés», opina su presidente, José Luis Casero.
¿Cómo se podría cambiar esta situación para conseguir un horario más que razonable que ponga fin a la jornada laboral? Mediante lo que en dicha asociación denominan “humanización de los horarios”. Es decir: salir a las 18.00 horas. Eso se traduciría, entre otras cosas, en beneficios tales como una mejor conciliación, disfrutar de más tiempo de ocio, enriquecer nuestros hábitos de consumo y una mayor flexibilidad para compatibilizar vida personal y profesional.
Y las medidas serían las siguientes:
· Volver al uso horario que nos corresponde, que es el inglés, al igual que lo disfrutan en Portugal. Esto supondría abandonar la hora actual, fruto de las exigencias marcadas por Berlín en plena Segunda Guerra Mundial.
· Revisar la pausa para comer, reduciendo en lo posible las horas destinadas a la comida —en algunos casos, una enorme pérdida de tiempo, como disponer dos horas para comer—.
· Revisar las parrillas televisivas, con el llamado prime time, que cada día se retrasa más. Poner punto final a series y programas sobre las 23:00, como muy tarde, ayudaría mucho al propósito.
Esto, con carácter general, pues no todas las profesiones pueden atenerse a estos horarios. ¿Qué hacer, en ese caso, con profesionales como médicos, bomberos o policías, entre otros? Apostar por la flexibilidad horaria, tal y como abogan desde la Asociación para la Racionalización de Horarios Españoles. Es decir, horarios que permitan descansos para un mejor rendimiento.
Y tú, ¿cómo lo ves?
FUENTE: La Voz de Galicia
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