El fenómeno Arrimadas

Es muy posible que no comulgues para nada con Inés Arrimadas y su ideología, o la de su partido, pero convendrás conmigo que esta mujer mueve y remueve cuando habla. Con independencia del fondo, no estaría mal detenernos en la imagen de esta política para ahondar un poco más en la importancia de imprimir una marca personal en nuestra carrera profesional.

Estoy plenamente convencida de que en esta vida es muy importante la manera en la en que te expresas. Hasta el punto de que, al final, prima la manera en que dices lo que estás diciendo. Se dice en comunicación que captamos un tanto por ciento, tirando a bajo, del mensaje como tal de nuestro interlocutor; en torno al 35%, creo recordar, mientras que retenemos casi en su totalidad la parte no verbal de ese mensaje: movimientos corporales, gesto facial, tono de voz. 

¿Y esto por qué es así? Sencillamente porque el comportamiento no verbal transmite las emociones que están debajo del mensaje. Lo que determina si lo que nos dicen es o no GENUINO.

Desde mi punto de vista, esta mujer ha conseguido en política los resultados electorales que todos conocemos en Cataluña en parte por la situación, y en parte por lo que ella transmite, que es lo que venimos aquí a analizar. Destacaría tres aspectos: la voz, la postura y el gesto. 

La voz de Arrimadas es su mejor arma. Habla de manera pausada, con un tono de voz que suena casi angelical, y a la vez denota una fuerte firmeza. Increíble la combinación. En cuanto al mensaje, entre otros muchos elementos podemos destacar la manera en que refuerza las erres cuando quiere dar énfasis a esa parte de su mensaje, o utilizando las interrogaciones para expresar duda cuando se refiere a sus enemigos políticos. La manera de transmitir contribuye a ofrecer seguridad, y transmitir seguridad es uno de los objetivos en la agenda de cualquier político porque es fundamental para conseguir el voto. La cadencia, el tono firme y la inflexión que acentúa lo que para ella es prioritario, dotan a su discurso de veracidad (la tenga o no, repito, no me pronuncio sobre el contenido).

La postura de Arrimadas recuerda las tesis de Amy Cuddy y su “practícalo hasta que lo seas”. Según esta psicóloga norteamericana, que estudió las posturas de poder y su influencia sobre quien las observa y sobre quien las adopta, apoyar los brazos sobre la mesa mientras se habla, por ejemplo, señala poder. Cualquier postura expansiva que adoptemos al hablar va a transmitir una imagen que denota nuestra fuerza. Las posturas expansivas suelen implicar a brazos y manos, siempre separados del cuerpo, hacia arriba o hacia los lados. Apoyar las manos en la mesa o separar los brazos simétricamente del cuerpo son posturas que Inés adopta habitualmente. 

Finalmente, el rostro de esta mujer y de nuevo esa expresión angelical que consigue imprimir a su mensaje honestidad e ingenuidad. Entiendo que esto es más discutible porque no todos interpretamos de la misma manera los mensajes faciales, puesto que dependen de nuestra experiencia personal. Sin embargo, considero que Arrimadas tiene la capacidad de expresar ingenuidad cuando levanta las cejas al expresar sus argumentos. Parece una adolescente en la universidad, defendiendo con calor y falta de experiencia una verdad de la que está absolutamente convencida, y que defenderá a “capa y espada”.

Desde mi personal punto de vista, Inés Arrimadas arma un mensaje que resulta genuino a través de su comportamiento no verbal. Ahora toca investigar —eso lo dejo a criterio de cada cual— analizar el fondo, el mensaje verbal, que posiblemente es el que menos retengamos en la mente.



Comentarios

Entradas populares