Principal aportación de las mujeres profesionales: no ser como los hombres
La incorporación de la mujer al mundo laboral es un hecho desde hace ya varias décadas. Data de hace algo menos la incorporación de mujeres profesionales a muchos puestos clave en las empresas, y es bastante reciente nuestra participación en los órganos de decisión de las empresas.
Evidentemente las cosas no son perfectas (brecha salarial, sin ir más lejos), y ésta sería una cuestión de análisis, pero prefiero centrarme ahora en analizar nuestra principal aportación como mujeres en las empresas. Y, como reza el título, creo que lo más interesante es que no somos como los hombres.
Y durante años lo hemos disimulado muy bien… Desde mi punto de vista, en los principios de esa incorporación femenina en los puestos de relevancia imitábamos a los hombres, pretendíamos ser muy agresivas, incluso inmisericordes en temas que ahora no dudamos en calificar de extremadamente sensibles. Recuerdo que era común escuchar (e incluso ahora se mantiene hasta cierto punto) lo terrible que era sufrir a una mujer jefe. La justificación más a mano era que “para sobrevivir en la jungla de los hombres había que demostrarles que no les teníamos miedo”.
Pues bien, esa absurda lucha, ese querer ser lo que no somos, va tocando felizmente a su fin. Y lo hace porque no podemos ganar esa batalla “actuando” lo que no somos. Si queremos competir con los hombres en su juego, perderemos. Pero es que además no se trata de competir, se trata de compartir responsabilidades y de que cada cual aporte según su visión para enriquecer.
Las mujeres aportamos nuestro lado femenino en los grandes temas en varias facetas:
Por ejemplo, la seguridad. Yo creo que los hombres representan el riesgo y las mujeres la seguridad, y que la combinación es perfecta porque nos permite avanzar sin miedo, explorar nuevas opciones, pero con los pies sobre la tierra. Avanzar con seguridad.
Otro ejemplo es la empatía. Está claro que esta fortaleza no es exclusiva de las mujeres, aunque yo me atrevería a decir que es una aportación nuestra en origen. Su utilidad en el mundo de la empresa es infinita: hace posible el buen funcionamiento de los equipos, sin ir más lejos; incide en la expresión de un liderazgo positivo, ayuda a fomentar las relaciones dentro de los equipos; y es fundamental y básica en el funcionamiento diario de cualquier grupo humano. Sin embargo, aunque ahora parezca absolutamente necesario en cualquier ámbito, debemos recordar que no hace mucho no era así, aún quedan jefes tiránicos y despóticos (seguro que todos recordamos o conocemos alguno que no entiende ni le interesa esto de ponerse en el lugar del otro)
Y seguro que hay un sinfín de fortalezas que están más relacionadas con nuestro género, como la compasión, el amor por la belleza (la estética) tan importante en muchos negocios, nuestras capacidades en mediación en conflictos, la escucha activa…. Fortalezas que ahora compartimos con los hombres, pero que probablemente contribuimos decisivamente a incorporar en el mundo laboral.
Para enriquecer cualquier ámbito de participación, merece la pena mantener nuestro sello de identidad femenino, y para ello debemos ser conscientes del valor de nuestra aportación.
Y si necesitas más información, no tienes más que escribirnos a info@emotionhr.com.
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