Aceptarte, la clave de la felicidad

Eres como eres, y lo sabes. Por eso no debes permitir bajo ningún concepto que nada, sea lo que sea, te quite las ganas de ser feliz. Si lo consigue, desde luego que no lo serás.

A lo largo del día nos enfrentamos a todo tipo de situaciones personales y profesionales. Situaciones que nos ponen a prueba, que sacan lo mejor y peor de cada uno de nosotros. Y depende de cómo nos las tomemos o de cómo nos afecten, así afectará a nuestra felicidad.

Sí, así es. ¿O acaso no recuerdas cómo te pones cuando el día se te tuerce? ¿Cómo llegas a casa? ¿Con quién lo acabas pagando lo quieras o no? ¿Y si te dicen algo que no te gusta? ¿A que cuentas hasta tres para no responder e, incluso, ni siquiera cuentas y saltas? Y luego arrastras las consecuencias durante todo el día, venga a darle vueltas… O cuando pierdes el metro, el autobús, el medio de transporte que sea, y llegas tarde a la oficina. Ya tienes cabreo para toda la jornada. ¿O no es así?

¿A que te reconoces en todas esas situaciones?

¿Lo ves?

Situaciones que te roban poco a poco tu felicidad, que te impiden disfrutar de la mucha o poca que tengas.

Y pensar que eso tiene una fácil solución…


¿Que cuál es? La aceptación. Aceptar que esas cosas vienen, que son como son. Que los malos días en la oficina son lo que son y otros días los tendrás buenos. Unos y otros se complementan, se suceden en tu vida, pasan por ella. Y te dejen una huella que ni mereces, ni necesitas. Pero de ti depende que sea así y que no al revés, que seas tú quien pase por ellos.

Entonces, ¿para qué malgastar energías en recordar lo malo que fue el día, en que la huelga de conductores del metro te obligó a llegar tarde a la oficina y, así, arrastrar un retraso tras otro? ¿Sabes lo que consigues con todo eso? Ponerte de mala sangre, y no lo mereces. 

Lo que te mereces son instantes para ti, para disfrutarlos, y no flagelarte con lo que pasó y te afectó. En definitiva, se trata de aceptar que las cosas vienen así, que se producen así, que se desarrollan de esa manera. Y cuanto antes lo hagas y más cuenta te des de ello, mejor para ti y para tu felicidad. Que es lo que realmente importa.

¿O no?

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