Hygge, Lagom, Fikka… Lo llames como la llames, siempre es felicidad

Los nórdicos son, por estadística, los más felices del mundo. Y tienen distintas maneras de definirla: Hygge, Lagom, Fikka… Y la felicidad la entienden de una manera muy clara: lo pequeño, por pequeño que sea, es lo que más felices los hace.

Comparemos España con cualquiera de los países nórdicos. Aquí somos capaces de tirarnos horas y horas en una terraza, en el bar, en compañía de los amigos. El clima ayuda, así que nos pueden dar las tantas así. El ideal de felicidad, que dirían muchos. En cambio, y por culpa del tiempo, los nórdicos pasan buena parte de su tiempo libre en casa y, cuando aquél se lo permite, buscan el contacto con la naturaleza. 

¿Quiénes son más felices? Los nórdicos. Y lo atestigua un informe tras otro pasen los años que pasen. ¿Por qué? Porque saben sacar partido a las pequeñas cosas, a esas cosas que realmente los hace felices de verdad.

¿Cómo entienden ellos la felicidad? Gastando el tiempo en aquellas actividades que más les llenan: estar en casa con los amigos, ir a la montaña, pasear junto a un lago… Actividades más que aburridas, dirá alguno o alguna. Puede. Pero son felices. De eso no hay duda.

Y si son felices es por una simple cuestión: saben conciliar a la perfección la vida laboral y personal. Y esa felicidad la llaman de distintas maneras: Hygge, Lagom, Fikka… La primera hace referencia al secreto de la felicidad de los daneses. Algo tan sencillo como leer un libro, cenar en compañía de los amigos, ver una película… Hygge.

Hygge, que se centra en o más personal, en aquellas relaciones que establecemos con los demás. Y siempre junto a ellos, ayudándolos cuando los hace falta. Tanto, que incluso si ayudas a otra persona los daneses no dudarán en decirte que estás practicando Hygge.

¿Y esa felicidad relacionada con el trabajo? Eso sería Fikka. La idea es que se aprovechen los tiempos libres en el trabajo para mejorar el bienestar del trabajador. Algo así como la caña después del trabajo, pero en el trabajo. Incluso ya hay empresas con oficinas en Nueva York o Sidney que programan 15 minutos diarios de Fikka. Un café, acompañarlo de un dulce, charlar con calma, disfrutar del momento…

¿Y el punto intermedio? Lagom. Una manera de vivir sin extremismos, una vida tranquila, sin estridencias, viviendo como realmente eres.

Eso hacen allá arriba. Y les va muy bien. ¿Por qué no imitarlos?

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