La piel del que manda, la suerte que le espera

¿Cuál es el mejor modelo para trabajar, aquel en el que una figura ordena y manda, y chitón, o aquel en el que la persona que dirige un equipo se encarga de coordinarlo y de cuidarlo? ¿Cuál de ellos obtendría mejores resultados? ¿Qué piensas?

Escena 1: galera romana. Centenares de galeotes remando al ritmo que marca el cómitre. De cuando en cuando, y para que nadie se relaje en su cometido, suenan un par de látigos que laceran la espalda de los sufridos remeros. Se acata la orden del cómitre. Punto. Es plena batalla y hay que bogar hasta la muerte. 

De pronto, una esperanza: un barco enemigo clava su espolón en la estructura del que empujan los galeotes con su fuerza. Agua que entra a raudales, cadenas que se sueltan. Confusión, ruido. Galeotes que se liberan de sus cadenas, que buscan aprovechar la confusión para escapar. Alguno de ellos prefiere incluso perder unos segundos para darle recuerdos al cómitre. Cuando acaba la batalla, entre los restos de la sentina, aparece su cuerpo ensangrentado cosido a puñaladas. 20, 30, a saber. Con saña, muchas de ellas. 

Escena 2: General que estudia sobre el plano hacia dónde mover sus tropas. En juego, la vida de muchos de sus soldados, hasta la suya propia. Analiza los pros y contras del movimiento que ha de tomar, calcula el coste de la acción que está obligado a emprender -así se lo han pedido sus superiores- y echa un vistazo al panorama desde su posición. 

El General chasquea la lengua antes de doblar el mapa y guardárselo en el bolsillo interior de su chaqueta. Mira a sus ayudantes y éstos asienten: irán donde él les diga. Alguno porque le debe la vida, se la salvó en alguna que otra batalla, y otros porque creen en él, le seguirán hasta el infierno si es preciso. Nadie les cuidó como él en el ejército, nadie se preocupó por ellos, por el cobro de las pagas, por la llegada de las provisiones. Incluso algunos aseguran, porque lo vieron, que una soldada salió de su bolsillo antes de entrar en combate. Como acaba de hacer antes de estudiar a la misión encomendada por los superiores del General.

El General sale de la tienda seguido de sus ayudantes y se dirige a su caballo, que monta con aire de normalidad. Sabe que va a morir, la muerte sobrevuela su mirada. Y sus soldados, unos a caballo -los pocos- y otros a pie -los más- cogen sus armas. Se las muestran al General. Centenares, miles de soldados, conscientes de que van a morir por una persona que les ha demostrado todo lo que es, que cree en ellos y que cabalgará junto a ellos hasta el final.

Distintas maneras de ejercer el liderazgo, de gestionar unos recursos, de encarar las cosas. Y tú, ¿con cuál de las dos te quedas? ¿Nos escribes a info@emotionhr.com y nos lo cuentas?

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