Bienestar en la empresa: el papel del departamento de Recursos Humanos

Bienestar personal y profesional están cada vez más interrelacionados. Que un trabajador goce de buena salud o disfrute en su trabajo se traduce en una mayor productividad. Pero también compete al departamento de Recursos Humanos garantizar esa interrelación. Y es más sencillo de conseguir de lo que se pueda pensar.

La manera de trabajar ha cambiado. Aunque aún quedan ciertos residuos -cada vez menores, pero alguno queda- de galeras romanas en las que los galeotes deben estar atados a su puesto para cumplir con la jornada laboral, se extiende la conciliación entre la vida laboral y personal.

La línea que separa el trabajo del hogar es cada vez más delgada, y eso hace que el estilo de trabajo sea más saludable. ¿Qué implica eso? Que el trabajador adapta su jornada a las necesidades del momento o cuando se lo requiera el trabajo en sí. 

Esto supone que el trabajador cuenta con más tiempo para hacer algo mejor su vida. Por ejemplo, puede destinarlo a la atención de su familia, acompañar a sus hijos al colegio, hacer más deporte… En definitiva, condiciones que redundan en una mejor calidad de vida. Y cuanto más contento esté el trabajador a la hora de realizar sus tareas, mejor las hará. Él sale ganando, está claro, pero no menos la empresa, que ve cómo la productividad de sus empleados se incrementa. 

¿Qué pasa? Que los empleados cuentan con un mejor ambiente a la hora de trabajar en casa, pero no tanto en la oficina, a la que siga acudiendo en mayor o menor medida. Y es ahí donde entra en juego el papel del departamento de recursos humanos.

Porque la empresa tiene que ir más allá de acciones como ofrecer una hora diaria de gimnasio pensando que, con eso, compensa las ocho que el trabajador pasa, como mínimo, delante del ordenador. Un estilo de trabajo que, para nada, beneficia al trabajador: propenso a enfermedades, abúlico, sin ganas de trabajar…

¿Qué pinta en todo esto el departamento de recursos humanos? Pues poner un poco de su parte en conseguir unas mejores condiciones de trabajo, aunque sea en la oficina. Cosas tan sencillas como levantarse de la silla, hablar con los compañeros en lugar de hacerlo por correo electrónico o por teléfono, etcétera.

Con esto se consigue mejorar la interacción, levantar al trabajador de la silla y aumentar la colaboración y el buen humor entre los compañeros. Acciones sencillas pero que, a la larga, mejoran las condiciones de trabajo y, por ende, la productividad.

Y a ti, ¿qué te parecen estas reflexiones? ¿Nos escribes a info@emotionhr.com y nos cuentas tu opinión al respecto?

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