El reto de gestionar las emociones

Uno de los grandes retos de la empresa es gestionar las emociones. Emociones que pueden influir de manera positiva o negativa en tu rendimiento, lo que tarde o temprano afectará a la empresa. ¿Cómo gestionarlas? Nosotros conocemos la respuesta a esa pregunta.

Un mal día lo tiene cualquiera. ¿Quién no ha tenido uno? No se trabaja igual con ánimo que con éste por los suelos, ¿verdad? Y análogamente, tampoco se puede trabajar con el ánimo por las nubes. Nos sentimos poderosos, con ganas de comernos el mundo, demasiado excitados. Y lo que creemos que es bueno al final se traduce de manera negativa en el rendimiento laboral que proporcionamos a la empresa.

Por eso tan importante gestionar las emociones. Las buenas, las malas, la indiferencia… Todas tienen un punto que es preciso controlar, vadear de la manera adecuada. Porque, quieras o no, si tú estás mal, enfadado, harto del trabajo o con espíritu negativo y poco colaborativo, al final se contagia a las personas que te rodean.

Y lo mismo ocurre al contrario. Un espíritu demasiado excitado tendrá un recorrido explosivo, con ganas de hacer cuantas más cosas, mejor. Cuando desaparece la explosión, viene el bajón. ¿Y qué pasa si se contagia a quienes te rodean?

Estamos en la misma situación.

En definitiva, ni tan bajo ni tan alto. Se trata de gestionar las emociones de manera adecuada para que no afecten al logro de los objetivos del equipo. Y eso se consigue evitando actuaciones que provoquen esas situaciones. No hay más secreto.

Por eso, hay que saber gestionarlas, controlarlas. Y de eso nos encargamos nosotros.

¿Quieres saber cómo? Te lo explicamos en este vídeo:



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