Píldora 41: cómo cambiar tu estado emocional a voluntad

Te voy a contar un secreto, es pura magia. Bueno, no es verdad; no es mágico, pero funciona en la mayoría de los casos. Consiste en cambiar tu estado emocional a voluntad, cuando quieras. ¿Te apetece? Entonces, sigue leyendo.

Hay muchas razones para entrar en un estado emocional negativo en nuestro trabajo: un proyecto que se complica, un jefe que no ha sido comprensivo, una venta que no se ha materializado, demasiada carga de trabajo… Y ahí encontramos muchas emociones negativas que surgen como consecuencia del conflicto: miedo, estrés, ira, frustración, etcétera. 

Son escenarios diversos y emociones distintas las que afloran en cada caso, pero todas tienen en común varios aspectos asociados a nuestra respuesta física y mental ante la emoción:

-Comportamiento no verbal: nuestro rostro y postura evidencian que nos sentimos mal por dentro. Sin entrar en detalle, puedo asegurar que la mayoría de nosotros sabemos identificar observando a alguien cuando se siente triste, frustrado, lleno de rabia o incluso estresado. Es decir, existen gestos e incluso posturas que informan sobre el estado emocional de la persona y que adoptamos en esos casos.

-Autodiálogo: cuando nos encontramos en una situación negativa normalmente mantenemos con nosotros mismos un diálogo explicativo de lo ocurrido en términos de culpa (nos exculpa a nosotros y culpa a otros, o al revés), de ira hacia lo que ha ocurrido o hacia alguien, de victimismo (“¡qué mala suerte!”) o de miedo ante, por ejemplo, “la que nos va a caer por parte de ….. cuando se entere”.

-Malestar físico: las emociones negativas siempre se somatizan. Quizá sintamos dolor a la altura del esternón (eso es ansiedad) o se nos revuelva el estómago. Quizá sean mareos a cuenta del estrés. En ocasiones, simplemente sentimos dolor (de cabeza, en la espalda, etcétera.). Las emociones negativas llegan incluso a crear enfermedades.

¿Es posible revertir esta situación?

Esto que digo parecerá increíble, pero sólo sugiero que lo sigáis; quizá os funcione como ocurre con muchas personas. Se trata de cambiar todo esto para poder percibir la situación de otra manera. Me refiero a cambiar la postura, cambiar lo que nos decimos y observar detenidamente nuestro malestar. ¡Todo cambia! Sólo compruébalo.

Soy más específica sobre un ejemplo:

Supongamos que te acabas de enterar de que tu jefe ha elegido a otra persona de tu equipo para que utilice tu presentación, la que te ha llevado tanto tiempo y de la que te sientes orgulloso, ante un cliente importante. Sientes muchas emociones negativas: injusticia, celos, culpa por no haberle hecho la pelota como hizo él y, claro, ira hacia los dos. 

Pues bien, ve corriendo al espejo del baño de la oficina y haz estas cosas:

1. Mirándote al espejo, explícate en voz baja lo estupendo que eres. Tú eres el que ha hecho posible la presentación, eres el experto. Ocurra lo que ocurra, has hecho bien tu trabajo y tu jefe lo sabe (nunca olvides eso). Es posible que esta circunstancia sirva para que tu competidor no termine haciendo un buen papel y, quién sabe, si de rebote te llega a ti la oportunidad. No se trata de esperar que lo haga mal, simplemente no sabemos lo que el futuro depara y quizá sea algo bueno a la larga. Tú no eres un “pelota” y estás muy orgulloso de no serlo. ¿Por qué ibas a cambiarlo? ¿para ganarte el derecho a hacer una presentación? No merece la pena. Tú eres un profesional. Explícate lo bien que has hecho las cosas (tú sabrás qué palabras utilizar, pero que no sean de rabia o rencor) y lo buen profesional que eres. Concentra tu atención en este punto.

2. Cierra los ojos y concéntrate ahora en sentir las emociones en el plano físico. Siente el nudo en la garganta o la presión en el pecho. En ese momento aprovecha tu formación en mindfulness (es decir, no pienses) sólo siente, sin sentirte víctima, sin recordar lo ocurrido, sólo presta atención a la presión en el lugar físico, su intensidad, el área que ocupa, etc. ¡Y date cuenta como desaparece en gran parte o totalmente!

3. Modifica tu postura. Sea la que sea adopta la que te voy a proponer. Intenta sacar pecho (sin pasarte, sólo una leve ascensión de los pectorales), rota tus hombros hacia atrás, intenta poner derecha tu espalda (sin rigideces) y luego observa tu rostro. Es posible que a estas alturas ya estés sonriendo, pero si no es el caso, sólo quedaría este detalle. 

¡Sal del baño renovado! No permitas que vuelvan los pensamientos de odio, rencor, injusticia, celos, etcétera. Cuando vuelvas, simplemente recházalos y recuerda la última imagen en el espejo. Intenta mantener esa actitud interna y externa. Voila! Ya no te sientes tan mal, incluso puede que te sientas bien. 

¡Es probable que ahora suceda algo positivo que te sorprenda!

Si quieres recibir formación sobre como sobreponerte a los malos momentos y recuperar tu actitud, envíanos un email a info@emotionhr.com.

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