Menos contenidos académicos y más mindfulness
Desde emotion concebimos muy importante trabajar por el bienestar de nuestros hijos y eso pasa por una formación de calidad. Pero ¿qué es una formación de calidad?
Consideramos que recibir contenidos en el colegio como si los niños fueran un disco duro no es útil en el siglo XXI. Los contenidos están a su disposición en Internet. Es más, sólo con escribir una frase en el móvil se puede conocer el nombre de cualquier capital o las obras completas de un autor. No, no es una exageración. Hace algunas décadas, cuando se idearon los planes de estudio, no existía esta posibilidad, por lo que era necesario conservar en la memoria conocimientos y contenidos. Había que aprenderlos de memoria, en definitiva.
Aquella época pasó y la evolución de los tiempos nos permite la mejor de todas las posibilidades en educación: “NO MEMORIZAR NADA”, o al menos lo mínimo posible. Esta liberalización de tiempo y esfuerzo permite que podamos desarrollar en nuestros hijos cosas como el sentido crítico de un acontecimiento de la historia en lugar del aprendizaje memorizado de ese acontecimiento, así como el análisis emocional o racional de un poema en lugar de aprender como un papagayo el nombre de las obras de un autor.
Memorizar es inútil, porque no sirve para el desarrollo del individuo. Todo lo que memorizamos está accesible a golpe de tecla y no aporta nada al desarrollo intelectual y emocional de un niño o adolescente. ¿Cuál debería ser el objetivo? Analizar, criticar, reflexionar y crear personas con criterio.
Pero podríamos ir más allá. La formación académica debe garantizar la adquisición de conocimientos, pero sería ideal si garantizara la madurez emocional de las personas que un día se encargarán de monitorizar el mundo. Es tan útil saber multiplicar como romper un circuito de estrés. Entonces, ¿por qué no enseñarles mindfulness?
De la misma manera, es tan importante conocer las leyes físicas que gobiernan nuestra realidad –como la gravedad-, como conocer la manera de hacer frente a una persona tóxica que intenta manipular nuestra vida –como un novio con celopatía, sin ir más lejos-.
Las personas son integrales, tienen mente, cuerpo y emociones (yo añadiría un cuarto aspecto: energía), y la educación debe involucrarse en todos los aspectos para formar las personas que necesitamos en este mundo.
¿Qué te ha parecido esta reflexión? ¿Estás de acuerdo con ella? Nos encantaría conocer tu opinión.
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