El precio de renunciar a un sueño

¿Cuáles eran tus sueños? ¿Los has cumplido? ¡Felicidades entonces? ¿No? ¿Al final tiraste por otro lado con tal de salir adelante? ¿A qué sueño renunciaste por dinero? ¿Sabrías contestar a esa pregunta?

Memorable escena de Up in the air (2009, Jason Reitman) en la que George Clooney encarna el papel de persona que es contratada por otras empresas para despedir a empleados. En esta escena se enfrenta a un reto: convencer a uno de los empleados al que tiene que comunicar el despido. A pesar de la beligerancia inicial, le doblega con una simple pregunta: ¿cuánto te pagaron por renunciar a tu sueño? Tanto, que el empleado es incapaz de replicar la argumentación utilizada por Ryan Bringham, que es como se llama el papel interpretado por Clooney en la película:



Y ahora te toca a ti contestar a esa pregunta. ¿Cuánto fue? ¿Mereció la pena, sí o no? En caso positivo, nos alegramos a pesar de todo. Los sueños están ahí, para ser cumplidos, pero si quedan fuera de nuestro alcance o no somos capaces de lograrlos tal y como nos propusimos, si la alternativa al menos es más atractiva desde un punto de vista económico pues no nos vamos a quejar, ¿verdad?

Ahora, ¿y si no mereció la pena? ¿Cuántas veces te has arrepentido de lo que te ofrecieron y aceptaste por renunciar a esa pasión que te comía desde pequeño y que tuviste ahí, al alcance de la mano, para hacer otra cosa por la que te pagan más, es cierto, pero que te llena en absoluto? ¿Compensa? 

¿Merece la pena malgastar la vida haciendo algo que te aburre y que te está matando cuando tienes a tu alcance lo que realmente te gusta? ¿Que supone ganar menos? Ésa es una cuestión que te compete a ti, que para eso eres el interesado, pero sopesa el valor material -dinero- y mental -ocupación- de lo que haces y después responde a esta pregunta: ¿merece la pena lo que te paga por renunciar a tu sueño?

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