PÍLDORA 28: el poder de la atención para crear emociones

¿Acaso existe el futuro, está escrito en alguna parte? ¿Sabes realmente lo que va a suceder mañana o pasado? Entonces, ¿por qué te pones en lo peor cuando esperas algo que esperas y cuya naturaleza desconoces? Cuanto menos pienses en ello mejor saldrá, y también más feliz serás.

En píldoras anteriores hemos hablado del poder que tienen las emociones positivas para generar bienestar. Pero, antes, si lo deseas, puedes echar un vistazo aquí a todas las anteriores.

La vida nos propone todo tipo de situaciones y experiencias que nos hacen sentir bien, pero también nos presenta la otra cara negativa. Y ahí está nuestra posibilidad de crear nuestra propia felicidad y de escoger a qué le prestaremos atención.

Se dice que aquello a lo que no prestamos atención no existe. Estrictamente podríamos decir que es cierto en lo que a la experiencia personal se refiere. Lo que no vivimos en primera persona no tiene el poder de afectarnos emocionalmente. ¿Recordáis el dicho “ojos que no ven, corazón que no siente”?… Pues aquí tiene muy buen encaje.

Por supuesto no estamos insinuando que lo mejor es ir por la vida sin importarnos lo que le ocurra a los demás, desentendiéndonos de aquello que nos pueda transmitir sentimientos desagradables. Simplemente lo que intentamos es hacer caer en la cuenta de que si no ponemos la atención en algo, ese algo no existe para nosotros.

Pues bien, si esto es así, existen dos tipos de personas: las personas A, que se concentran constantemente en la parte de su vida (sea presente, pasado o futuro) que les produce malestar; y las personas B, que eligen focalizarse en las cosas buenas de la vida. En píldoras anteriores hemos comentado la importancia de concentrarnos en el presente (píldora 4) porque es el único espacio que realmente existe, y por tanto el único en el que podemos influir para modificarlo. Lo pasado no puede modificarse y el futuro es incierto, nadie sabe si ocurrirá lo que prevemos.

Todos conocemos personas A que suelen recordar constantemente sus equivocaciones en el pasado consiguiendo única y exclusivamente sentirse mal; o las que tienen miedo por algo que ocurrirá en el futuro, adelantando desastres o consecuencias negativas que, igualmente, les hacen sentir fatal y que quizá no terminen ocurriendo finalmente. Todos conocemos ese tipo de personas porque todos hemos sentido esto alguna vez. Es inevitable. 

Nos parece interesante señalar las consecuencias que tiene para nuestro bienestar la concentración diaria y habitual en pensamientos que nos producen emociones negativas. Un diálogo interno lleno de reproches y críticas hacia nosotros mismos o hacía nuestra vida nos paraliza y llena de sentimientos de culpa, rabia, indefensión e insatisfacción que, en la mayor parte de los casos, no nos sirven para nada útil y productivo en nuestra vida.

Somos libres para decidir en qué nos vamos a focalizar: en aquellas cosas agradables de la vida que nos transportan a un estado de bienestar o en aquello que nos hace sentir mal. Tú también puedes elegir…

PRÁCTICA

- Cuando estés rememorando hechos del pasado que fueron desagradables, especialmente aquellos que te hacen generar culpa, tristeza, o que te gustaría haber solucionado de otro modo, recuerda que nada puedes hacer para modificar el pasado. Sólo hay algo que puedes hacer, y es decirte que en la próxima ocasión no actuarás así, que has aprendido -gracias a aquella experiencia- la manera de comportarte ante situaciones similares.

- Cuando adelantes consecuencias negativas sobre el futuro y sientas miedo, recuerda que nadie sabe lo que realmente ocurrirá en el futuro. En realidad, todas las posibilidades están presentes y no podemos controlar al 100% lo que ocurrirá. Eso significa que torturarse no es una solución, sólo sirve prepararse lo mejor que podamos. Se dice también que atraemos aquello en lo que nos concentramos, con lo que intenta estar preparado y confía en que todo saldrá bien.

- Cuando consigas mantener tu foco en el presente, elige a qué prestas tu atención. 

Y recuerda que eres el único responsable de tu felicidad.

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