Píldora 27: cómo se elaboran los pensamientos negativos
Seguro que ya te has dado cuenta de que los pensamientos negativos no contribuyen a tu felicidad. ¿Y qué puedes hacer para transformarlos en positivos? ¡Vamos con ello!
Posiblemente hayas llegado a esa conclusión después de la avalancha de textos, post, frases y eslóganes que escuchas y lees de manera constante. Casi aseguraría que estas convencido de que pensar en positivo es una de las claves del bienestar. Si es así, te doy la enhorabuena. Pero, antes de seguir, ¿quieres echar un vistazo a cualquiera de nuestras píldoras anteriores? Puedes hacerlo aquí.
Sin embargo, es posible que te surjan dudas sobre cómo llevar esto a la práctica. Perfecto, debo pensar en positivo, pero ¿cómo lo hago? ¿Se trata exclusivamente de eliminar mis pensamientos negativos? ¿De traducirlos en positivos? ¿Debo estar siempre en modo “buenismo” para sentirme bien? ¿No será esto engañarme a mí mismo?
Sin embargo, es posible que te surjan dudas sobre cómo llevar esto a la práctica. Perfecto, debo pensar en positivo, pero ¿cómo lo hago? ¿Se trata exclusivamente de eliminar mis pensamientos negativos? ¿De traducirlos en positivos? ¿Debo estar siempre en modo “buenismo” para sentirme bien? ¿No será esto engañarme a mí mismo?
El proceso es el siguiente: en primer lugar, es importante identificar los pensamientos negativos y desactivarlos. Cuando abandonamos el uso frecuente de pensamientos negativos y los sustituimos por otros que no lo son, aparecerá la práctica del pensamiento positivo de una manera natural. No te engañas ni entras en modo “bondad”; sólo te das cuenta de que, en un porcentaje altísimo, cometes un error de pensamiento cuando piensas en negativo.
Vayamos por partes, entonces. Toca aprender a identificar los pensamientos negativos y a desactivarlos.
Los pensamientos negativos son ideas irracionales que nos llegan a la mente mediante pensamientos automáticos. Para que te hagas una idea, existen ideas irracionales de todo tipo. Veamos algunos ejemplos:
· Generalización (a partir de un suceso, todo será igual): “siempre que lavo el coche, llueve”.
Etiquetación (valorar a alguien por algún aspecto negativo que observamos): “es un presuntuoso”.
· Personalización (atribuirnos responsabilidad ajena): “si yo no me hubiera quejado, no se habría puesto agresivo”.
· Filtro mental (un detalle negativo filtra la realidad): “la broma sobre mi chaqueta de Ana… seguro que es porque piensa que no visto adecuadamente en el trabajo”.
· Descalificación de lo positivo (no le doy importancia a lo positivo que me pasa): “mi jefe me ha felicitado sólo para animarme, pero dudo que piense que lo hice a su gusto”.
· Lectura de pensamiento (suponemos cosas negativas que otros piensan): “ha subido el volumen de la tele para fastidiarme y que no pueda leer tranquilo”.
· Error de adivino (anticipación negativa): “seguro que el sábado nos llueve en la excursión”.
· Deberías… (Exigencias absolutas, dogmas sobre nosotros, los demás y la vida): mira la píldora 25.
Los pensamientos de los ejemplos anteriores son automáticos, es decir, nos asaltan a la mente sin ser el resultado de una deducción o un razonamiento elaborado, y esto es así porque proceden de nuestro modelo de pensamiento, de nuestras creencias y valores transmitidos en nuestra educación. Por esa razón nunca dudamos de que no sean ciertos. Pero en la gran mayoría de los casos, no lo son. Son errores de pensamiento.
Para eliminarlos de nuestra mente es imprescindible que sepamos identificarlos y estemos alertas para detectarlos. Cuando hayamos adquirido práctica, estamos en condiciones de parar nuestro pensamiento. Es decir, decirnos a nosotros mismos que en realidad estamos generalizando, que estamos anticipando una consecuencia negativa que sólo es atribuible a un error de adivino o que, por ejemplo, estamos etiquetando a alguien a través de un único comportamiento, pero que en realidad no le conocemos para juzgarlo.
Si te das cuenta, cuando rechazamos creer que alguien es presuntuoso por un comportamiento que no nos gustó, automáticamente estamos otorgándole una segunda oportunidad y volvemos a esperar de él que nos demuestre como realmente es. Esto es en sí mismo un pensamiento positivo, que no es engañoso. Está más cercano a la realidad que la etiqueta que le habíamos puesto previamente y que probablemente condicione nuestro comportamiento –seguramente no muy positivo- hacía él.
PRÁCTICA:
1. Mantente alerta para detectar en qué ocasiones te asaltan pensamientos automáticos negativos.
2. Cuando los detectes con facilidad, comienza a pararlos y racionaliza el error que cometes cuando los das por verdaderos.
3. Plantéate una forma alternativa de este pensamiento que sea más ajustada a la realidad.
4. Observa como cada vez, con el paso del tiempo, tienes menos pensamientos de este tipo y desaparece el malestar que ellos te causaban.
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