Vaso medio lleno o medio vacío: según la percepción, así te comportas
Ante un vaso de agua por la mitad
tendemos a verlo de distinta manera: unos dicen que está medio lleno mientras
que otros, lo contrario, cuando el vaso es el que es: está por la mitad. Lo
mismo pasa con todos los órdenes de nuestra vida, que todo lo vemos como el
vaso. ¿Por qué?
Un vaso vacío. Lo llenamos hasta
la mitad y lo dejamos así. Después pedimos a distintas personas que lo examinen
y, tras unos minutos, que nos cuenten cómo lo ven. Y ahí vendrá la percepción tan
distinta de unos y otros: lo que para unos es un vaso medio lleno, para otros
está medio vacío. El vaso sigue siendo el mismo y tiene la misma cantidad de
agua, pero lo vemos de una manera distinta.
Lo mismo ocurre con otros órdenes
de la vida: todo tendemos a verlo de una manera determinada. Y esa visión no es más
que el reflejo de nuestra percepción de la realidad. Tendemos a ver la vida con
los ojos de nuestra percepción, y en ella influyen el estado de ánimo, nuestro
positivismo o negativismo, cómo nos afecta esa percepción, de qué manera concluye
en nuestras opiniones…
Para los que ven el vaso medio
lleno la realidad es un cúmulo de circunstancias a su alcance, un compendio de
hechos y sucesos a los que se enfrentan con la intención de extraer de ellos lo
mejor posible, si son positivos, o a que afecten lo mismo posible si son
negativos; quienes lo ven medio vacío también contemplan la realidad como un
reto que, en caso de vencerles, les hundirá en la más profundas de las
miserias, con una percepción que no es más que la realidad que atisban pero
hecha jirones. Pase lo que pase, para ellos el vaso siempre estará medio vacío
y la realidad será una selva donde en cualquier momento puede salir una fiera
salvaje para devorarlos.
Y no tanto ni tan calvo porque la
realidad es la que es; y el vaso, el que es.
Lo que el vaso nos transmite es una cantidad, y esa cantidad es la misma sea cual sea la percepción. Todo depende de nosotros, de cómo vemos las cosas, de cómo respondemos a las situaciones que nos atenazan y bloquean. El vaso no es más que un vehículo de nuestros pensamientos, de esa percepción de la realidad. Lo único que cuenta es ver el vaso, estudiarlo con calma y, una vez analizado, emitir la respuesta correcta, una que englobe las dos percepciones antagónicas y que nos permitirá estar preparados para afrontar cualquier reto en la vida. Así, en cualquier momento, unas y otras pugnarán por aparecer según la situación y hacernos ver la realidad como ellas quieren. De nosotros depende equilibrarlas y percibir la realidad como la que es; ni blanco ni negro. Gris, si acaso ;-)
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