Píldora 25: cómo combatir los 'debería'

Tengo que, debería hacer... Expresiones que repites al cabo del día sin darte cuenta y que tienes interiorizadas por educación. Pero, ¿haces finalmente esas cosas que te propones realizar? ¿Se materializan esos tengo que o debería hacer?

¿Cuántas veces repites al cabo del día expresiones del tipo tengo que o debería hacer? Demasiadas, ¿verdad? Pero, antes de seguir leyendo, repasa el resto de píldoras de felicidad. Lo puedes hacer aquí.

Nuestros padres tienen la responsabilidad de educarnos. Para ello integran en nosotros el juego de la vida, las reglas sociales, aquello por lo que como sociedad nos regimos. Necesitamos la educación para movernos con fluidez y seguridad por la vida, pero esas enseñanzas graban en nuestra mente las obligaciones, los debería y los tengo que. Estas dos expresiones hacen muchísimo daño a todos nosotros y son de las peores frases que nos decimos a nosotros mismos habitualmente.

En post anteriores (pildora 24) comentábamos la necesidad de cambiar nuestro diálogo interno para evitar hacernos daño, criticándonos y censurándonos. Cuando tenemos constantemente en mente lo que DEBEMOS HACER no dejamos sitio para las cosas que QUEREMOS HACER. Y no me refiero a que no existan deberes en nuestra vida; si bien todos tenemos derechos y deberes, los deberes reales que tenemos son sólo dos: velar por nuestro bienestar y el de las personas que queremos, así como no perjudicar intencionadamente a los demás. El resto no son deberes, sino responsabilidades que asumimos libremente por elección personal. La realidad es que disponemos de libertad para hacer lo que decidamos, lo que prefiramos, lo que sea mejor para nosotros y que estrictamente no “debemos” hacer casi nada.

Es urgente que cambiemos nuestro diálogo interno. En lugar de decirnos “debería ir a visitar a mi madre el sábado” o “tengo que arreglar el armario ya porque es un desastre”, podemos expresarlo como una elección: “prefiero ir este sábado a visitar a mamá porque me gustaría dejar libre el próximo para la salida al campo” o también “me conviene arreglar esta tarde el armario, así dejo sitio para las compras del fin de semana”. Aunque parezca una sutileza sin demasiada importancia, os animo a que probéis. Cuando nos hablamos en términos de lo que nos conviene o lo que preferimos y no desde la culpa del debería (que implica un deber no realizado, por tanto nos estamos culpando implícitamente), nos sentiremos satisfechos con nuestra elección y no simplemente liberados del malestar de hacer lo que teníamos que haber hecho y no hicimos.

Se dice que nuestro diálogo interno se asemeja a la manera en la que nos hablaban nuestros padres cuando éramos pequeños. Si nuestros padres eran muy severos, en nuestro diálogo interno aparecerán expresiones que nos ordenan y culpabilizan, y nuestro pensamiento será más inflexible y exigente con nosotros. Si, por el contrario, ellos eran permisivos y amables, nos hablaremos con más cariño y nos exigiremos menos a nosotros y a los demás o, quizá, nos disculparemos a nosotros mismos si no hemos podido resolver o realizar algo pendiente. 

PRÁCTICA DE LA MONEDA

Te proponemos un sencillo reto: cada vez que te expreses internamente con un DEBERÍA o un TENGO QUE, debes introducir una moneda (da igual el valor) en un bolsillo o en un monedero que lleves encima permanentemente y sólo para hacer este ejercicio.

Durante una semana, cada vez que te “pilles” diciendo una de estas dos expresiones (debería o tengo que), introduce una moneda. Al final de cada día cuenta las monedas que has introducido y apúntalas en un cuaderno, vaciando el bolsillo o el monedero. 

Al cabo de una semana, haz recuento. Si todo ha ido con normalidad, observarás que utilizas más estas expresiones de lo que creías. También observarás como, según avanza la semana, has ido introduciendo menos monedas cada día. Esto lo has hecho porque has introducido un método psicológico de reestructuración cognitiva que se llama “Parada de pensamiento”. Es decir, cuando eres consciente de determinados pensamientos negativos que utilizas, tiendes a evitarlos.

Ahora que ya eres consciente, intenta introducir en el futuro en tu lenguaje interno y en tu pensamiento los “me conviene” “elijo…” o “prefiero” sustituyendo los “debería” y los “tengo que”. Es el comienzo de una nueva manera de pensamiento, menos inflexible y menos culpabilizadora. Por lo tanto, una manera de contribuir a tu bienestar personal.

Si quieres comentarnos tus resultados o tienes cualquier duda sobre lo que escribimos en estos post, puedes enviarnos un correo electrónico a info@emotionhr.com.

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