Nadie sabe nada
Todos tenemos una aptitud.
Poseemos un don especial, una marca que nos hace únicos y especiales.
Desarrollarla cuesta, y por mucho que vengan los fracasos siempre hay que
perseverar hasta hacer realidad esa aptitud que poseemos. Porque no todas las
cosas de éxito o las aptitudes alcanzaron su éxito a la primera…
Se pueden contar con los dedos de
las manos, y posiblemente sobren dedos, cosas, aptitudes o dones de cada uno
que hayan salido a la primera y se hayan convertido en un éxito desbordante. Una
idea, una habilidad, algo, lo que sea. Todos tenemos algo, eso que nos hace
especial a ojos de los demás y por lo que destacamos. Estamos preparados para
eso, pero en ocasiones su desarrollo no es inmediato, sino que cuesta. Y en
numerosas ocasiones el éxito no viene a la primera, ni tampoco a la segunda. Y
en ocasiones, ni mucho menos a la tercera. Cuesta. Pero no por ello hay que
dejar de perseverar. Porque perseverar es acortar el camino del éxito que
aquello que nos propongamos.
Si no fuera por la perseverancia,
estos ejemplos que vamos a contar a continuación no existirían. Y en cada uno
de los casos quien más quien menos lo hubiera sentido. Perseverar. Esa
maravillosa palabra que nos imprime carácter y nos empuja a dar lo mejor de
nosotros mismos. Para conseguir cosas como estas:
· Una escritora inglesa estuvo
trabajando durante algunos meses en una historia de pequeños magos que
transcurría en un colegio. Llegó a escribir incluso parte de la historia en
cuadernos y servilletas que, posteriormente, pasaba a máquina. Los primeros
capítulos los envió a una editorial, y a otra, y a otra… Así hasta doce
editoriales en total. La escritora inglesa, lejos de darse por rendida, decidió
intentarlo algunas veces más y un agente editorial le respondió pidiéndole más
capítulos de lo que estaba escribiendo. De no ser por la perseverancia de J.K.
Rowling, el mundo de Harry Potter sólo seguiría existiendo en su mente.
· Pau García-Milà, un joven informático, fue expulsado de la Universidad Politécnica de Cataluña porque su rendimiento académico no era el mejor. En lugar de estudiar en la universidad, gastaba el tiempo junto a un amigo. Su objetivo era dar forma a un sistema que permitiera a los usuarios de informática acceder a los archivos desde cualquier ordenador. Para eso se pasaban las horas investigando hasta que concibieron una especie de escritorio virtual que ofrecía esa y más posibilidades. Pau creía en su idea, sabía que tendría éxito. La universidad, no tanto. Una pena. Se perdió la oportunidad de asistir al nacimiento del Cloud Computing.
· Peter Vesterbacka es un amante
del entretenimiento. Le gustan los juegos, y por eso creó una empresa llamada
Rovio junto a otras personas. Eso ocurrió en 2003. Seis años desarrollando
videojuegos sin pasado ni gloria. Uno de ellos, protagonizado por unos pájaros
un tanto irreverentes, cosechó hasta trece fracasos. El equipo de Rovio creía
en los pájaros, el juego tenía su gracia… Perseveró, y el éxito llegó. Si no, Angry Birds sería poco menos que una
simple mota de polvo en el camino de la historia de los videojuegos.
Si quiere saber más de nosotros puedes escribirnos a info@emotionhr.com.
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