Las preguntas-trampa en una entrevista de trabajo

Las preguntas-trampa. Puestas ahí, según crees, aposta para hacerte daño, para ir a pillarte en una entrevista de trabajo. Pues te voy a dar una buena noticia: no existen tales preguntas-trampa. Pero sí maneras que tiene el seleccionador de saber si eres el candidato perfecto para el puesto que desea cubrir. Que no es lo mismo.

Es muy común suponer que los entrevistadores tenemos preguntas-trampa dirigidas a los candidatos. Seguramente has pensado en varias ocasiones que debías identificar las preguntas-trampas-tipificadas (PTT) para entrenarte en una respuesta coherente. Y también habrás comentado con varios amigos sobre vuestras experiencias en procesos de selección e identificado entre vosotros las PTT más comunes. Una vez identificadas, la dificultad se ha centrado en encontrar la respuesta acertada a cada PTT.

Tengo una buena noticia: en realidad no existen las PTT.




Según mi manera de pensar, se considera una PTT o una pregunta-trampa en general como aquella pregunta que tiene por objetivo “pillar en un renuncio” al candidato. Son preguntas sinuosas e insidiosas, ideadas para que sea difícil dar con la respuesta adecuada, o peor aún, para que tengas que adivinar la respuesta correcta.

Párate a pensar un momento. ¿Qué objetivo puede tener el pillar a alguien? ¿Qué gana un entrevistador identificando a un buen adivinador de respuestas? No creo que le paguen para identificar videntes; su responsabilidad es conseguir identificar a la persona más adecuada al puesto. ¿Y en qué consiste ser la persona más adecuada? Fundamentalmente en dos premisas:

1. Cumplir la competencias del puesto: por ejemplo, que sea Licenciado en ADE, con un nivel de inglés fluido y que haya trabajado en controlling en una multinacional. Si esto no lo cumples, no te van a llamar, simple y llanamente.

2. Cumplir con las competencias/valores necesarios para el puesto: por ejemplo, que posea inteligencia social (puestos comerciales), orientación al cliente (puestos de atención al cliente), precisión y detalle (para los contables), organización y empatía (para las secretarias) o aquellas competencias que sean definidas en cada caso.

El entrevistador debe comprobar que todo lo contenido en a) es cierto, y por eso repasáis el currículum en la reunión, y después debe dar fe de que el candidato posee las competencias personales que hay en b). Eso ya es más difícil, pero ahí se la juega.

¿Qué hace entonces? Hacer preguntas que le den información más abierta de la persona. Que le permitan conocerla (sin pasar por encima de la LOPD) para poder afirmar posteriormente que en un alto porcentaje la persona se adecúa al perfil.

Pero hay algo más: esa persona puede ser perfecta para el puesto, pero trabajará dentro de un entorno, con un equipo y un responsable. Es posible que encajes a la perfección en lo que se busca, pero el entrevistador puede sospechar que no vas a poder soportar la dinámica del equipo, o que tu personalidad va a chocar con la de tu responsable, o cualquier otra eventualidad que pueda entorpecer el funcionamiento del equipo. En ese caso tampoco serás seleccionado.

Por esa razón, para asegurarse de todo esto, el entrevistador hace preguntas raras o algunas cuyo objetivo no entiendes, por eso no sabes cuál es la respuesta correcta, es imposible que la sepas; de hecho puede que ni exista. Entonces te dices: “Ya está… es una PTT”. No es una trampa, se trata de que hables y muestres tu personalidad, tus intereses, tu motivación, para que él pueda saber si encaja todo. Porque sólo si encaja todo eres el candidato ideal.

Por lo tanto, muéstrate como eres, no intentes adivinar cuál es la mejor respuesta. La mejor es la que tú des. Y si no es la que el entrevistador espera está haciendo su trabajo al no seleccionarte, porque ese no es el lugar apropiado para que te integres. Cuando ese lugar aparezca, serás tú el mejor candidato posible, y no dudarán en ofrecerte el puesto.

Resumiendo, no existen las PTT, existen preguntas cuyo objetivo desconoces y no sabes cuál es la respuesta correcta. Por tanto, responde sinceramente y con ilusión sobre lo que tú consideras es lo más correcto y déjate llevar por tu instinto. Confía en ti.

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